Bibiana Monje mantuvo constantemente en jaque al público. A pesar de que la idea inicial era que se hablaría de creatividad, la artista multidisciplinar inició su alegato dejando claro al público que la palabra creatividad «es una chorrada». 

Quizás por las ideas preconcebidas, el hecho de ser creativo siempre se ha relacionado en la sociedad actual con ser único, original, genuino… se han establecido ciertos criterios sin saber exactamente por qué.

Monje lo dejó claro desde el inicio del encuentro del sábado 25 promovido por el colectivo Sorora Arte Mural: «no les voy a decir nada que yo sepa y ustedes no. No tengo ni puta idea de nada», soltó la actriz. Algo que provocó las risas del público: unas 30 personas que estuvieron dispuestas a participar y a reflexionar en cualquier momento de la charla. 

Una de las premisas que Bibiana Monje compartió y que surtió mayor efecto en el auditorio es que la creatividad verdadera no llega hasta que la vida no te enseña el abismo: «no hay creatividad sin abismo, sin la incomodidad», dijo.

Para ella, la creatividad no existe si el individuo no es capaz de dejarse ver tal y como es realmente. Y sin tener claro que el individuo en sí no importa dentro de la propia creatividad. Por lo que este concepto guarda en su interior muchas dosis de hipocresía. «¿Hay algo más creativo que vivir?», preguntó.

En determinados momentos, el lenguaje verbal de la artista ocupaba todo el espacio del escenario de la sala Pérez Enríquez de Los Silos. Sus gestos, sus posturas, su manera de hablar e inclusos sus silencios aparentaban ser fingidos por momentos y que el espectador estaba, realmente, ante un monólogo por momentos cómico, dramático o psicológico. 

Este último adjetivo se debe a que Monje profundizó en varias ocasiones en la parcela emocional y sentimental del individuo. «Cuando se entra en lo desconocido, lo que cruje es lo que uno piensa con anterioridad», explicó haciendo alusión a que en ocasiones descubrir ciertas realidades o pensamientos hacen que el ideario habitual de cada uno se tambalee.

En definitiva, Bibiana Monje instó al público a ‘desnudarse’ para alcanzar la verdadera creatividad. A darse una hostia para que cada uno se transforme y descubra cuál es la creatividad real, esa que te alonga al abismo y enseña las profundidades más míseras de cada ser. 

Sin duda, encontrarse con Bibiana Monje fue una suerte de momento porque no deja a nadie indiferente y empuja al consciente a un filo vertiginoso de cuestionamiento, bien sea creativo o no.

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