Entremos en materia ya: lo de ayer, a nivel musical, fue grande. Volver a los grandes formatos de conciertos no ha sido fácil, pero Boreal ha demostrado que los focos, los trust, las pantallas LED y todos los artificios son posibles en esta parte de Tenerife a pesar del COVID.

Pero bueno, escribamos mejor sobre un pentagrama, una clave de sol y unas semicorcheas. De esto va Boreal: de la música y su diversidad. De la riqueza del mundo manifestada a través de mujeres que hacen música. Pero con mayúsculas: ellas y la música.

«De esto va Boreal: de la música y su diversidad»

A Garota Nao fue la primera en subirse al escenario en la primera jornada llena de música. Verde Prato nos puso el caramelo en la boca el pasado jueves 16 y la cantante portuguesa nos hizo empezar a saborearlo. Y fue dulce, con una voz aterciopelada pero llena de sentimiento. Su voz fue atrayendo a la gente que se dispersaba poco a poco por el patio de butacas como las hormigas cuando pierden rumbo.

El último proyecto musical de Cátia Mazari Oliveira llega después de haber estado viajando musicalmente por el jazz, la música popular brasileña y escribir para fadistas. Confesó estar nerviosa por ser su primer concierto a nivel internacional. Se agradeció bastante el cariño con el que se desenvolvió en el escenario y la delicadeza que puso en su actuación. Ese mismo cariño con el que cantaba cada nota y con el que explicaba el sentido de algunas de sus canciones. Hablan de un futuro hipotecado, del amor, de la situación actual o de «decretar el fin del arte, que es como decretar el fin de la lluvia», dijo.

A Garota Nao se atrevió con ‘Epitafio para una democracia’ (Informe para Costa Rica). Un poema escrito en 1973 por Antidio Cabal, poeta grancanario que huyó a Costa Rica. El Niño de Elche popularizó este poema haciéndolo canción y la portuguesa no fue menos haciendo una versión junto al guitarrista Sergio Mendes en Boreal. Una auténtica delicia.

Llegó el turno de Lajalada, la segunda de la tarde. La grancanaria se subió al escenario junto a su banda para dejar claro que la música canaria se encuentra en un buen momento y que somos algo más que bandurrias y timples. Música canaria contemporánea llena de innovación y de efectos sintetizados. Esto no significa que deje atrás su identidad canaria: en el escenario se pudieron ver y escuchar instrumentos de la tierra.

A pesar de su juventud, Belén Álvarez Doreste, demostró una madurez musical digna de una artista consagrada. Coincidí con ella y su banda en el kiosco de la plaza y aunque ellos no lo sabían, por defecto profesional, no pude evitar escuchar que «ya no apetece hacer proyectos porque sí». Y eso es prueba de madurez, de saber lo que quieren.

Su voz suave y tranquila nos adentró en la noche del viernes llena de focos y de luces. Como era normal en los conciertos de antes. Aunque sentimos de cerca el acariciar de la voz y la música de Lajalada, también se dejó sentir la fuerza y la potencia de una música muy personal. Lajalada es una grata sorpresa en el panorama musical canario.

Desde Canarias nos fuimos a Túnez. Ver y escuchar a Emel Mathlouthi fue impresionante. Una de las voces representativas de la Primavera Árabe de 2015, Emel tiene un sonido electrónico potente y redondo que combina con un cello que juega entre las melodías.

Fue cercana al público a pesar de las diferencias culturales. Su música se hizo enorme y los asistentes lo supieron apreciar. Las canciones me parecían auténticas bandas sonoras de películas épicas y a pesar de no haberla escuchado nunca sentí su verdad. Gritos agudos controlados que no entendía por el idioma, pero que me decían lo que sentía. Qué control de la voz y de estar en el escenario, de transmisión. Si la música de Mathlouthi fuera comida, la devoraría.

El momento culmen, porque todavía tenía más que darnos, fue cuando entonó ‘Nací en Palestina’. Está basada en una canción tradicional griega y combina versos en castellano (guiño al público) y en árabe. Sin instrumentación, pero es que le sobraba. Levantó a los asistentes cuando terminó de cantar este himno, algo esperado por su sentimiento. Parecía un ave fénix con un humo naranja que le colgaba de sus brazos. Increíble Emel Mathlouthi.

La noche terminó con la catalana Queralt Lahoz. A ella me pareció verla pasar por delante de mí mientras mi cuello iba al pulso de la música de Emel Mathlouthi. No pensé que esa chica fuera a dinamitar el escenario media hora después. Fuerza, energía, control vocal y una mezcla de flamenco, rap, ritmos en ocasiones latinos y en otras más cercanos al soul. Pureza, como se llama su último disco.

Aquí podríamos entrar en debates de mestizajes y mezclas, pero sinceramente, prefiero transmitirles el shock musical de anoche. Empezó con una gran obertura musical y de repente pienso que va a salir al escenario alguien que noqueará al público. Sonido lleno de una percusión potente y una mujer empoderada sale al escenario. Queralt lleva unas mallas cortas y una camiseta ancha y se cambia de ropa para llenarse de volantes. Así era también su música: fresca, pero siempre con su reminiscencia flamenca.

Queralt Lahoz tiene un ‘rollazo’ que quien no sintiera ganas de levantarse de la silla anoche… seguramente no le correría la sangre por las venas. Qué poderío y qué ganas. Y Lahoz, además de tener una gran presencia y unas grandes bases, tiene una voz flamenca que demuestra en varias de sus pistas. Su voz apareció alguna vez más desnuda, sin tanta instrumentación y dejó claro que canta, ante todo. 

El que me lea notará que este viernes 17 disfruté mucho de la música. Doy las gracias por esto, por la diversidad, por hacer posible la cultura segura… y lo de la seguridad se hizo visible con agentes de la Guardia Civil en el recinto. No pegaban mucho ahí, pero quisieron hacer presencia. Espero que se lo hayan pasado igual o mejor que yo.

Pasé toda la jornada en Boreal, desde por la mañana. Decidí escribir allí e impregnarme más aún del ambiente festivalero que se estaba gestando. Bisbitas sigue con su mural, Irene León también comenzó su intervención pictórica en el auditorio. Y los más pequeños disfrutaron de Alessandro Ferrato y sus instrumentos reciclados. Supo captar la atención de todos y todas desde inicio tocando tubos de electricidad, botellas de vino reconvertidas en flautas o incluso cholas que serían baquetas.

El ambiente del festival también está completo gracias al ecomarket y el gastromarket. Me sorprendió mucho la organización de esta zona de actividad complementaria. Seguridad para entrar y disfrutar de productos artesanos, hechos con cariño y con la presencia de varias empresas locales, de Los Silos. Qué honor. 

Estoy expectante por saber qué me espera en este sábado 18. Quiero más música y por sembrar este sentimiento en mí solo puedo dar, otra vez, las gracias.

Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Más de una década al servicio de la comunicación

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