Las rehabilitaciones y restauraciones de antiguos edificios pueden dar alegrías y también quebraderos de cabeza. Esto ha sido lo que ha ocurrido con la primera fase de rehabilitación del antiguo convento de San Francisco y su espadaña en Garachico.

Roque Hernández, arquitecto del estudio Daute Arquitectura (empresa encargada de la rehabilitación), tiene claro que las rehabilitaciones como esta son «interesantes porque no trabajas con un proyecto de obra nueva donde todo está muy claro, sino que hay que ir tomando decisiones según va avanzando la obra».

La espadaña: la prioridad

La prioridad de la restauración era la espadaña por evidentes motivos de seguridad. Con este elemento «nos hemos encontrado con bastantes imprevistos», asegura. Más allá de la pandemia, que retrasó la obra y ha retrasado también la llegada de suministros desde Península y la incorporación de trabajadores de la empresa de construcción que se encontraban en ERTE; cuando se comenzó a picar «con un trabajo casi de artesanía, nos dimos cuenta de que buena parte de las patas de la espadaña y los arcos donde están las campanas estaban huecos», explica Hernández.

A finales de los años setenta y principios de los ochenta, el antiguo convento franciscano se sometió a una potente intervención. En dicha obra se intervino en la espadaña incorporando «barras de hierro muy grandes y hormigón. Eso produjo un deterioro al oxidarse y también del hormigón que está alrededor causando un aumento de volumen. Eso fue complicado de resolver», dice el arquitecto garachiquense. Entonces, se decidió recurrir a anillados de fibra de carbono para reforzar toda la parte alta.

«Se trata de una tecnología constructiva muy alta con pocas empresas que lo ejecuten aquí», alude al anillado de fibra de carbono y asegurando que «al final se hizo sin utilizar ni un solo hierro. Pero era muy importante para que en el futuro esté mucho mejor».

Por otro lado, la cal era el material original de la construcción de la espadaña del convento del siglo XVI. Por ello, Hernández recurrió a «cales lo más naturales posibles dentro lo que se consigue. Se trajo todo de Península, de unos lugares en los que se utilizan hornos de leña para elaborar la cal. Nos pareció interesante porque cuanta más calidad tenga el material, más durabilidad para la espadaña», sentencia.

En cuanto a la balconada de madera, Roque Hernández apunta detalles históricos interesantes: la primera imagen de la espadaña es un dibujo de J.J. Williams que data de inicios del siglo XIX y en él ya aparecía el balcón de madera. Williams retrató algunos paisajes de Tenerife en su acompañamiento a los científicos Sabino Berthelot y Philip Barker Webb.

Primera imagen de la espadaña del antiguo convento de San Francisco. Dibujo de J.J. Williams (S. XIX)
Primera imagen de la espadaña del antiguo convento de San Francisco. Dibujo de J.J. Williams (S. XIX)

Mucho más recientes (de antes de la restauración de finales del siglo XX mencionada anteriormente) son las imágenes que se conservan en el archivo municipal y en las que la balconada no está. Hernández entiende que es bastante probable que el balcón se restaurara y completara en dicha intervención. En algunas fotografías de principios del siglo XX y de mediados del mismo la balconada está y en otras solo aparece por detrás. «Se ve que en la última restauración se trató de hacer como era originalmente hasta que empezó a venirse abajo hace unos años», amplía el arquitecto.

Ahora mismo, todas las vigas que se ven y toda la balaustrada, excepto las pilastras de las esquinas, es la madera que se dispuso en la última restauración. El Ayuntamiento de Garachico había desmantelado el balcón en junio de 2015 por el peligro que suponía. «Recuperamos la madera que se quitó, se limpió y se trató. Parte era de tea y parte de riga vieja. Por último, lo preparamos porque no todas las dimensiones eran iguales para volverla a montar», desarrolla para DAUTE DIGITAL.

Pero la rehabilitación de la espadaña no se queda aquí. Las campanas eran otros elementos a tener en cuenta para su restauración. Para ello se recurrió al especialista en rehabilitación de campanas y relojes Gregoria Jorge García. Gracias a él, se ha descubierto que con toda probabilidad «una de las dos campanas que se encuentra en los arcos inferiores fue fundida en el mismo convento», asevera Hernández.

Trabajos de retirada de la balconada en junio de 2015. Fotos: Ayuntamiento de Garachico

Según el especialista campanero, era recurrente que se trajera un molde y un material hasta el lugar donde debía colocarse la campana. Allí se fundía y luego se subía para colocarse. «Con lo cual esta campana debe de ser muy antigua», apostilla el arquitecto y prosigue diciendo que gracias al párroco Domingo González se ha recuperado otra de las campanas que estaba en la Parroquia de Santa Ana a buen recaudo.

 Descubriendo puertas

El patio norte y la trasera del antiguo convento de San Francisco junto a dotar al edificio de una salida de emergencia trasera también estaban contemplados en esta primera fase. El descubrimiento de dos puertas, una que conectaría con la iglesia Ntra. Sra. de Los Ángeles y otra que conecta el patio norte con el patio sur, fueron dos «sorpresas agradables», según el arquitecto de Daute Arquitectura.

«Cuando mantuvimos reuniones con los técnicos de Patrimonio del Cabildo Insular de Tenerife nos advirtieron de que estuviéramos atentos en la unión con la iglesia, ya que era muy normal que en este tipo de conventos hubiera algún tipo de conexión», narra Hernández.

Así fue: las pistas para descubrir las puertas están en las pequeñas fisuras que se ven en los enfoscados. Detectaron una fisura «muy grande, vertical y recta en la pared contigua a la iglesia. Pedimos hacer una cata y nuestra sorpresa fue no descubrir una puerta de dos o tres metros, sino una puerta de casi el doble, de unos cinco metros de altura», recuerda. No obstante, la gran sorpresa para el arquitecto fue el dintel de madera que tenía y un elemento que utilizaban como tranca de la hoja de la puerta.

No se ha abierto el hueco de la puerta de nuevo, pero sí se ha dejado la huella del hueco. «Aquí encontramos unas tabicas de tosca y hormigón que no pueden ser tan anteriores», argumenta pensando que se taparía en la restauración de finales del s. XX o quizás algo más anterior.

La otra puerta también fue una grata sorpresa para el arquitecto. «En las otras tres caras del patio siempre hay un hueco en medio y entendimos que quizás podría haberlo en esta pared. Cuando se estaba picando para arreglar humedades los trabajadores me avisaron de que había unos ladrillos», cuenta. Se hicieron catas mayores de esa pared y efectivamente había un hueco. Además, ese hueco sí que había sido tapiado con mucha anterioridad porque estaba tapiado con mampostería.

«Se trata de un proceso extraño porque originalmente era de mampostería, pero tiene unos lados de ladrillo conservado, de alguna restauración», explica.

Esta primera fase que comenzó en octubre de 2019, terminará, si no hay imprevistos, «como muy tarde este mes de abril», ha dicho Hernández. El plan director contempla más fases para seguir con el resto del inmueble, pero por ahora no hay más financiación. Para el arquitecto garachiquense hay algo muy importante y es que «las cantidades para este tipo de rehabilitaciones son grandes, pero para este tipo de actuaciones da para muy pocas cosas», concluye.

Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Más de una década al servicio de la comunicación