Daniel Pinelo

Don Rafael Muñoz Jiménez (1932-1999), profesor e investigador en la Universidad de La Laguna, comenzó su primera clase del curso formulándonos una pregunta: «¿Quién es la persona más inteligente que hay en esta aula?» Hubo respuestas de todo tipo pero nadie contestó lo que don Rafael quería escuchar. Finalmente, opinó que la persona más inteligente es la que más puntos de vista tiene sobre una determinada realidad. Jamás se me olvidó aquella respuesta, que además me ha ayudado mucho a comprender un poco mejor el mundo en el que vivimos. Este artículo no quiere sinceramente juzgar a nadie, pero sí pretende aportar un punto de vista más a las personas que nunca han visto nada positivo en el cierre de la pista de la costa a vehículos motorizados entre Los Silos y Buenavista.

Una ordenanza de 2012 recoge las restricciones al tráfico de vehículos a motor en esta franja de costa. Ningún gobierno, ni técnicos de ninguna institución, incluidos los de Medio Ambiente, habían ejecutado esta ordenanza hasta ahora. El porqué es un misterio. Dentro de poco se cumple un año del cierre. Llevo prácticamente toda la vida transitándola varias veces por semana y pocas veces la recuerdo tan limpia y saludable, aunque queda mucha basura que retirar y destrucción que restaurar. Parece que la vegetación envalentonada y orgullosa recupera su espacio y respira. Hace un año las huellas roturadoras de algunos, insisto, algunos (cada vez más) vehículos motorizados ganaban irrespetuosamente terreno y modificaban cada vez más rápido un paisaje que nos pertenece a todos/as y no pertenece a nadie.

A las personas que apoyamos esta ordenanza no nos mueve una intención personal u ociosa

Es hora de aprender de las cosas malas que nos ocurren a nivel mundial y de buscar soluciones a nivel local, es hora de crear espacios para las personas y robárselos a los vehículos motorizados; bastante asfalto tiene ya la isla. A las personas que apoyamos esta ordenanza no nos mueve una intención personal u ociosa, muy respetable por otra parte; más bien estamos motivados por un objetivo que tiene que ver con nuestra calidad de vida y el futuro de la comarca. En este sentido, se pretende que este espacio adquiera la categoría de suelo rústico de protección paisajística, que coincide con una de las áreas que están declaradas como hábitats de interés comunitario. Es curioso, además, que muchas de las personas opuestas al cierre de la pista, en realidad, no la visitan nunca a pie. Es importante conocer la realidad de lo que se habla y no sólo el día de San Juan, también un lunes ventoso por la tarde del mes de diciembre, por ejemplo.

Daniel Pinelo

El 80 % de los canarios vive del turismo. Si algo debería habernos enseñado esta pandemia es que tenemos que cambiar nuestro modelo de desarrollo, turístico al menos. Ayer, bien entrada la tarde, me encantaba ver a una extranjera de unos setenta años en la zona de Casado, sola con su cámara de fotos, ensimismada con todo lo que la rodeaba. Nos cruzamos dos veces y la vi concentrada, fotografiando el mundo entero, las retorcidas y caprichosas formas del negro malpaís, el mar, las piedras, la vegetación… Parecía que todo se le hacía gigante. ¿Cómo llegaría hasta allí? ¿Quién era? Me he preguntado esto cientos de veces cuando coincido con este tipo de visitantes. ¿Qué pasaría si nuestra comarca tuviese un plan serio de verdad para proteger, valorar y difundir nuestra naturaleza?

Nuestra costa no necesita ninguna gran intervención, necesita sobre todo protección y restauración

Nuestra costa tiene infinitud de atractivos por los que cualquier turista estaría dispuesto a pagar a través de rutas guiadas, un centro de interpretación, un museo… Sólo hace falta voluntad política, y el primer paso ya está dado. Nuestra costa no necesita ninguna gran intervención, necesita sobre todo protección y restauración, así es como la quiere el/la turista «de calidad». Es decir, el que quiere saber cómo se le canta a la morena para atraparla, se pesca la vieja, se coge carnada, se come un erizo crudo, se engoda un pesquero, se baja una ola de izquierdas en el charco de La Espuma o en El Chorrillo, el que quiere conocer las antiguas canteras y su historia, el significado de la toponimia costera, visitar nidos fósiles de abejas de 150 mil años de antigüedad que se están destruyendo, descubrir los concheros guanches cada vez más pisoteados, el espectacular bufadero que sorprendió al mismísimo Viera y Clavijo, antiguos y desconocidos embarcaderos, los múltiples charcos que deslumbran al extranjero, descubrir la vegetación autóctona o fotografiar las aves marinas, incluso si hay mucha suerte, a algún cetáceo (como la mía hace dos semanas en Garajado viendo una manada de toninas saltando en el agua).

Necesitamos gente formada, sensible y consciente para mostrar y aprovechar todo esto. Nuestra costa tiene una riqueza incuestionable, pero hay que creérselo de verdad, mimarla y convertirla en una aliada, en un acicate para salir de este letargo y activar de una forma respetuosa e inteligente la vida en la Isla Baja. Este turista de calidad desea conocer toda la historia que esconde nuestra costa, repleta de curiosidades del pasado, de un gran patrimonio histórico, etnográfico, geológico, vegetal, faunístico o arqueológico y todo esto es incompatible con los vehículos motorizados.

Me pregunto cuánta gente se beneficiaría directa e indirectamente de un turismo controlado como este: emprendedores/as o autónomos de todo tipo, tiendas, hospedaje, guías de la naturaleza, etc. El pasado domingo por la tarde, vi la costa llena de gente, nadie molestaba a nadie, varias familias con sus niños, sus bicicletas y mascotas corrían de un lado a otro y sus padres desentendidos hablaban entre ellos sin pensar que en cualquier momento un vehículo podría sorprenderlos en la siguiente curva de la pista. Esto, hace un año, era impensable.

Daniel Pinelo

Los espacios naturales, como todo en la vida, cobran valor cuando se conocen de verdad. Las Cañadas del Teide, por ejemplo. Si nadie nos hubiese explicado y convencido de lo importante que es su preservación por sus excepcionales características naturales, probablemente muchos/as verían en este espacio un yermo secarral, y sin embargo es el Parque Nacional más visitado de Europa y uno de los pilares de nuestro modelo de desarrollo. ¿A alguien le parece lógico hoy abrir al tráfico la ruta de las Siete Cañadas o ir con un 4×4 por Pico Viejo?

Debemos abrir nuestra mirada, ampliar nuestra perspectiva, ir más allá del comentario fácil y obtuso que ve en el cierre de la costa una manera de impedir que vayamos con nuestro vehículo a pasarlo bien unas horas. Hay repartidos por todo el planeta lugares fabulosos en plena naturaleza, cerrados al tráfico en los que la gente se siente libre, se maravilla y que no son mejores que nuestro litoral, y encima se han convertido en una manera de vivir mejor para los locales y de atraer turismo respetuoso dispuesto a pagar por conocerlos.

Debemos abrir nuestra mirada, ampliar nuestra perspectiva

Hace poco, me encontré a un joven que arrancaba pencas y otras plantas con un sacho entre El Chorrillo y Funche porque le molestaban para divertirse con su vehículo entre la vegetación (también usaron pequeñas palas mecánicas en algún momento con el mismo objetivo). Cuando le pregunté por qué hacía aquello, me dijo que aquellas pencas no servían para nada. Por otro lado, tengo un amigo del pueblo que llega a recolectar más de tres mil kilos de higos tunos por temporada para hacer mermelada, que luego venderá a un artesano/a, que a su vez comercializará en algún mercadillo de la comarca como un producto local de la mejor calidad. Él dice que se podrían recoger muchos más y que observa que los pencones están ahora más grandes (también llovió más).

Lo mismo ocurre con los apicultores que tienen colmenas en la zona costera, por ejemplo. Se podría elaborar un amplia lista con ejemplos parecidos a estos. Ni siquiera los que en principio iban a ser los más perjudicados, o sea, los pescadores, se han quejado, que yo sepa. La media docena de pescadores locales a los que he preguntado sobre el cierre me ha contestado con buena cara, ninguno se ha disgustado por tener que pasear hasta su pesquero favorito, más bien, todo lo contrario. Los pescadores más veteranos que necesitan conducir para llegar hasta su pesquero no deberían pescar solos por esa misma lógica, y si lo hacen quizá sería más prudente hacerlo donde puedan llegar paseando, más cerca de La Ballena para reaccionar ante cualquier imprevisto. Y los que vienen de otros pueblos tampoco se han quejado porque ahora en general tienen menos competencia. Incluso, estos pesqueros, verdaderos puntos negros, están ahora más limpios.

El filósofo, biólogo y agricultor japonés Masanobu Fukuoka dijo que una cosa aislada de su totalidad no es algo real. Nuestra costa, tal y como es, es parte de nuestra propia totalidad, de la que formamos parte y es nuestra obligación respetarla, porque sólo así nos estaremos respetando a nosotros mismos.