La Pajarera

Los bosques que rodean La Montañeta están plagados de sorpresas, de historias, de palabras que han quedado flotando en el ambiente

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Donis Indriunas

La Montañeta es un mundo de ensoñaciones y magias. Y, como todos los lugares tocados por la mano de los dioses, también esconde insólitas imágenes y leyendas que rozan las escenas más surreales e inesperadas.

Las páginas escritas en los sueños son enigmáticas e irreverentes.

Entre su mundo de secretos guardados entre la bruma y los resistentes pinares encontramos inesperadas huellas del paso de los humanos, a veces, sublimes; a veces, distorsionadas como una foto velada. La Pajarera fue un onírico parque recreativo o una especie de zoológico decadente. Ya solo queda el nombre de aquella cárcel de aves que un lunático debió imaginar como recurso de un parque temático hace años. Los pájaros volaron buscado la libertad soñada. Los monos se cansaron de que los humanos se entretuviesen haciendo monerías a su lado. Los bosques que rodean La Montañeta están plagados de sorpresas, de historias, de palabras que han quedado flotando en el ambiente.

La leyenda se percibe tras cada árbol. Entre las brumas parece que resuenan los ecos de voces antiguas. En los musgos que se contorsionan sobre las retorcidas lavas aparecen letras de antiguos alfabetos con las que dioses caprichosos han escrito la historia de la isla.

La Pajarera es uno de esos parajes que parece que surge de un libro de historias imaginarias que hablan de la locura humana.

Así sorprende y asombra.

Y el ser humano sigue ascendiendo al poder como en los sueños. Se toman decisiones que parecen surgidas de una pesadilla, se propone violencia para atajar la violencia, se alaba la locura, se premia la vulgaridad, se camina por los senderos de la insensibilidad…

Pero los ‘cambalaches’ de la sociedad se los traga la naturaleza… Y, como en La Montañeta, surge la belleza tras la destrucción. Nuevas nubes y azules cielos regresan a acariciar la negra lava y el retorcido musgo.

Vuelve la tierra a regenerar la vida.