San Roque es la fiesta de todos. Del garachiquense desde la cuna que cada 16 de agosto a primera hora recorre las calles del pueblo ataviado con el traje tradicional para gozar la misa en la ermita. Del peregrino que baja cada año desde Icod con su cañita o se acerca desde Los Silos y Buenavista por la carretera general. Y también del isleño que no deja de acudir a la que considera la mejor romería de su tierra, digan que lo que digan.

La fiesta se vive de múltiples maneras y este viernes volvió a quedar reflejado. El calor tampoco faltó a la cita, aunque las nubes ayudaron a llevar mejor la situación. Unas 10.000 personas se concentraron en la Villa y Puerto, doblando la población total del municipio. Era viernes y eso animó a muchos foráneos a acudir a Garachico, aprovechando el inicio del fin de semana.

Todo salió conforme a lo establecido. Misa de peregrinos a las 9.30 de la mañana en San Roque, traslado a Santa Ana con lluvia de flores en Santo Domingo y Eutropio Rodríguez de la Sierra, y entrada solemne en la parroquia. Es la parte más devota del día, la del que con San Roque va caminando, «siguiendo las huellas, buscando el camino», como reza el canto Peregrino.

Más tarde llegaba otro de los momentos fuertes, el traslado al muelle viejo, ya en un ambiente más popular. La bajada por la calle Santa Ana volvió a resumir la esencia de toda la fiesta (un servidor no se cansará de repetirlo jamás). Folías a San Roque, petaladas a pie de calle y el salto con la lanza de Damián Acosta frente a la casa de su abuela. Con los pies descalzos trepó por la fachada de una de las coquetas casas terreras de la calle y al grito de «¡viva San Roque!» bajó de un brinco hasta tocar los adoquines. Fue su último salto del día, antes de subirse a la carreta. «Este año, sí», sonreía orgulloso. En 2018, una lesión le impidió cumplir con la promesa y ayer pudo sacarse la espinita.

De la romería en sí mucho se ha escrito y poco más se puede contar. Buen ambiente, buena música y buena comida, aunque habría que llamar la atención sobre una especie invasora que poco a poco va ganando terreno en este tipo de fiestas: el señor o señora que no va a una romería a verla o a disfrutarla, sino exclusivamente a exigir que le den de comer desde las carretas. Parece que cuesta diferenciar la generosidad de la obligación.

25 carretas grandes y 15 carros acompañaron a San Roque desde la plaza Ramón Arocha a la ermita, con la habitual parada del santo en el convento de las concepcionistas franciscanas, que ese día rompen en cierto modo la rutina para cantar desde el coro al francés entre las lágrimas de los presentes.

El regreso a la morada del patrón desbordó los sentimientos. «Al echarte el ajijide, / mándanos tu bendición / para que el próximo año / volvamos con devoción», dice el Viva San Roquito de José Baute, que este verano ha cumplido sus bodas de oro. En el recuerdo de muchos estaba Marcos Expósito, el mayordomo de San Roque, el amigo inseparable que este mes de marzo partió a la Gloria al encuentro de «el hombre de Montpellier».

Felipe Baute le sucedió este año a la izquierda del trono del santo, organizando los relevos de la imagen entre medio centenar de cargadores. La foto que tomó con Santo Roque en la puerta de su ermita, esperando el paso de todas las carretas de la romería, erizó la piel a todos en Facebook. El llamador, en primer plano, y dos escuetas palabras que lo resumían todo: «tu lugar». Marcos estará orgulloso.

Dentro de la ermita, más lágrimas. Terminaba la romería pero no la fiesta, que siguió en la plaza hasta la media noche. Ni un alfiler cabía en el recinto y, salvo algún que otro incidente sin mayor gravedad, el final del 16 de agosto transcurrió con tranquilidad. Ahora a San Roque le espera su novena en Santa Ana. Empieza este domingo y termina el próximo 26, con un nuevo regreso a su ermita y un nuevo comienzo de la cuenta atrás en busca de otro agosto. Será en 2020, año de Lustrales. Casi nada.

Codirector de DAUTE DIGITAL y redactor en COPE Canarias. Grado en Periodismo por la Universidad de La Laguna y Máster en Innovación en Periodismo por la Universidad Miguel Hernández de Elche.