Compara escribir con cocinar y coser porque piensa que son hechos para los que se necesita reposo. Ni siquiera usa la olla exprés para hacer estofados, comenta a DAUTE DIGITAL. La periodista y antropóloga llega desde Teruel (aunque es de origen manchego) hasta el Valle de El Palmar para contar su experiencia en Letras Verdes, encuentro nacional de literatura de naturaleza y mundo rural. Ese es su ámbito. Porque es de pueblo. ‘Detendrán mi río’ y ‘Quién te cerrara los ojos’ (Libros del K.O.) serán comentados este sábado 19 en el centro cultural de El Palmar. 

– Periodismo y antropología social. ¿Cuánto hay de periodista y cuánto hay de antropóloga social en Virginia Mendoza?

Mitad y mitad, diría. Cuando terminé Periodismo, no quería ejercer. Como no sabía qué hacer con mi vida, empecé a estudiar Antropología. Nadie en mi entorno lo entendía. Pensaban que no tenía nada que ver lo uno con lo otro y supongo que creyeron que había tirado cinco años de mi vida si daba un cambio tan supuestamente radical. 

Pero en la clase inaugural nos dio la bienvenida un profesor que era periodista y cuando nos habló de su trabajo dijo que «la única diferencia entre el periodismo y la antropología es el tiempo». Supongo que en ese momento empecé no solo a reconciliarme con el periodismo, sino a entender que eran más que compatibles. Cuando tuve que hacer la primera historia de vida estudiando antropología vi que esa fusión era exactamente lo que buscaba y que no era necesario renunciar a nada.

– ¿Por qué la ruralidad? ¿De dónde viene ese interés? 

Porque soy de pueblo. Es mi mundo, el que entiendo. Me siento un poco desubicada en las ciudades, cada vez más. Me gusta mucho esa sensación de ir por un lugar lleno de gente en el que nadie me conoce y me encanta la cultura de barrio que veo en algunos lugares, pero como persona que va de paso. 

«La única diferencia entre el Periodismo y la Antropología es el tiempo»

Pasé mi infancia no solo en mi pueblo, sino en otros. Mis padres vendían frutos secos, chucherías y embutidos en mercadillos de pueblos de Albacete, Jaén y Ciudad Real. Yo iba con ellos cuando no tenía escuela. Quizás lo que me ha llevado al periodismo y a la antropología, al arraigo y al desarraigo, sea eso: en cada pueblo había una anciana, a menudo sola, que venía a comprar me llevaba a su casa a pasar la mañana y me contaba historias que casi siempre tenían que ver con ausencias y soledades.

– Hablas de tiempo, de reposo. Vivimos en un mundo en el que Whatsapp te da la posibilidad de escuchar los audios a doble velocidad. ¿Vivimos demasiado deprisa actualmente para tratar algunos temas? 

Vivimos demasiado deprisa para tratar algunos temas y para todo en la vida. No escucho audios a doble velocidad. Ni siquiera estoy en redes durante largas temporadas en las que siento que ese reposo es inviable y el bombardeo constante de estímulos me impide concentrarme. Ni siquiera uso olla exprés, me gusta hacer los estofados de verdad: con el tiempo que merecen. Así, con todo. Para mí escribir se parece mucho a cocinar y también a coser. 

– ¿Cuánto tiempo sueles emplear en cada uno de tus reportajes? 

No sabría decirte cuánto tiempo le dedico porque no siempre puedo elegir. Al fin y al cabo, es siempre otra persona la que pone una fecha límite. Intento tomármelo con calma, pero lo cierto es que lo que menos tiempo me lleva es la escritura propiamente dicha: dedico mucho más tiempo a pensar qué voy a contar y cómo lo voy a contar, documentarme, estar con los protagonistas en su territorio y corregir, borrar, reescribir…

«No estoy en redes durante largo tiempo para evitar el bombardeo de estímulos»

– Viendo la serie de publicaciones para las que trabajas son casi todas de corte alternativo. Las grandes historias, las que necesitan reposo, ¿sólo tienen cabida aquí? 

Es más fácil encontrar espacio para un texto lento en un medio alternativo, pero no me puedo quejar en ese sentido. Hasta ahora, no he vivido grandes limitaciones en esto. Pero es como con todo. Igual que ofrezco propuestas a Libros del K.O., porque se ha especializado en libros de Periodismo, un reportaje lo ofrezco a un medio que publique reportajes extensos y escritos a fuego lento. Y puede que esta sea la razón por la que me he acabado decantando por los libros y también por los temas que requieren más profundidad. Ya casi no escribo reportajes. ‘Detendrán mi río’ me ha llevado 6 años de trabajo y es un proyecto que sigue online. ¿Cómo resumir algo así en un reportaje de revista?

– De igual modo, hablas de situaciones o fenómenos que suelen quedar al margen de la imperiosa actualidad. ¿Por qué?

En realidad yo siempre quise estudiar Psicología o Historia. Me fascina la historia y la mente y creo que he encontrado la manera de indagar por ahí a través del periodismo y la antropología. Nunca me ha seducido especialmente la actualidad sin más, pero sí aquello que trasciende el hecho noticioso porque habla del ser humano. 

Por ejemplo, cada verano vemos que emergen pueblos de los embalses y luego lo olvidamos. Yo necesito saber quiénes vivían ahí, escuchar sus historias, compararlas, entender los antecedentes, saber cómo se ha vivido en otras partes del mundo, quiénes construyeron esas presas y cómo se relacionaron con los lugareños, cómo viven hoy quienes se marcharon con el hecho de no poder volver al escenario de su infancia, tan importante a medida que llega la vejez. Digamos que para mí la actualidad es el detonante, lo que me enciende una llamita que se convierte en un libro o varios, como otras veces lo ha sido un sueño o un recuerdo de infancia.

– Además, usas la literatura como herramienta. ¿Dónde están los límites entre la literatura y el periodismo? 

En no inventar. No veo diferencia entre literatura y periodismo salvo por eso y por los protagonistas. Aunque la literatura puede hablar solo de uno mismo y seguir siendo literatura, pero el periodismo, como la antropología, necesariamente tiene que tratarse del otro. Aunque entres tú de vez en cuando, pero tu presencia solo sirve para dejar claro quién eres, de dónde vienes, dónde estás e incluso qué relación tienes con lo que cuentas, poco más. 

«La diferencia entre el periodismo y la literatura está en no inventar»
Cuando escribo las historias de ‘Quién te cerrará los ojos’, en realidad lo que busco es entender por qué mi abuelo cavó su tumba para asegurarse de que lo enterrarían en su pueblo. Aparece la primera persona, sí, y aparece mi abuelo, pero nosotros solo estamos de paso: los protagonistas del libro son Martín, Sinforosa, Ángel Luis, Victoria… 

– No sé si conoces Letras Verdes. ¿Crees que este tipo de encuentros son necesarios? ¿Qué expectativas tienes? 

No lo conocía hasta que Juanjo Ramos contactó conmigo. Tampoco he estado en encuentros de este tipo. He participado en mesas redondas, jornadas, congresos… pero era un formato distinto, así que no sé qué esperar. Eso es lo bueno. 

Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Más de una década al servicio de la comunicación