El presidente del Consorcio Daute-Isla Baja, José Gregorio Pérez Medina; y la directora artística de los Caprichos Musicales, Juani Bolaños; hacen balance de la última edición del ciclo musical por antonomasia de la comarca. Ambos se muestran satisfechos con la respuesta del público y con la propuesta artística de este 2022 que ha sido el reflejo del «crisol de culturas» que es Canarias. Por ahora, ya están pensando en la próxima edición que debe «cocinarse a fuego lento». 

– DAUTE DIGITAL (D.D.): Segunda edición de los Caprichos Musicales de la Isla Baja con esta nueva fórmula que se inició en 2021, ¿cómo ha respondido el público a la propuesta este año?

José Gregorio Pérez Medina (J.G.P.M.): Nos ha encantado la respuesta del público, tanto a la hora de aceptar las distintas propuestas, como su implicación y participación en estas. Nos han dado un retorno positivo y nos motiva a seguir en esta línea. Es un aliciente y ya estamos con las ideas en ebullición.

Juani Bolaños (J.B.): Estamos muy satisfechos, especialmente ante un nuevo marco de actuación que difiere notablemente del anterior. Si la programación insular en 2021 fue principalmente cultural, en 2022 nos encontramos ante una oferta de ocio y cultura muy amplia y plural. Consumir cultura es un alimento básico en el desarrollo del pueblo y la zona noroeste de Tenerife sabe de eso. Así lo ha hecho conocer el público de Caprichos con su fiel asistencia.

– D.D.: Han sido unos Caprichos Musicales muy variados en cuanto a la procedencia de sus artistas y el tipo de música. ¿Por qué se ha programado así esta décimo séptima edición? 

J.G.P.M.: Para la programación, la directora, Juani Bolaños; tiene plena libertad para hacer las apuestas que considere. Estamos encantados con el resultado. Lo único que yo le propongo es que no tomemos un camino que nos encorsete y clasifique. La idea es que cada experiencia que propongamos sea un capricho… Y los caprichos son impredecibles. La diversidad enriquece y acerca a distintos públicos a Caprichos.

«La idea es que cada experiencia sea un capricho… y los caprichos son impredecibles»

J.B.: Como se ha podido observar, esta edición se centró en el espacio sonoro latino. Un escenario cultural donde la música es un elemento tanto de integración social como de diferenciación regional gracias a las corrientes migratorias, especialmente de procedencia europea y africana. En este sentido, la programación musical se ha hecho eco del movimiento migratorio, decisivo en la propia conformación, difusión y posterior consumo de los géneros y estilos musicales. Sin duda alguna, el trasiego migratorio, el mestizaje europeo y africano y la incorporación de las tradiciones foráneas del ámbito hispánico originado desde el siglo XVI dieron lugar a un proceso de mistura interétnica y readaptación en la vida cotidiana.

– D.D.: Además, se ha llevado la cultura hasta núcleos como el de San José de los Llanos. ¿Es necesario hacer una doble descentralización de la cultura en la comarca?

J.G.P.M.: Es imprescindible. No podemos quejarnos de la falta de diáspora de la inversión pública en cultura y luego desde el Consorcio, a nuestra escala, hacer aquello de lo que renegamos. Y he de decir, que la apuesta de San José de los Llanos es mérito de la alcaldesa de El Tanque, Esther Morales, y de su concejal de cultura, Jhonny Carmenaty.

J.B.: Desde la edición de 2021, uno de los objetivos que persigue la organización del ciclo es el de escuchar las propuestas sugeridas desde el ámbito local y dar respuesta a las necesidades planteadas. En este sentido, en el municipio de El Tanque, no sólo se llevó a cabo un concierto en la zona de San José de los Llanos, sino que se inició la programación en el Tanque Bajo. 

Es conocido por todos la compleja orografía en dicho municipio que sumada a la escasa actividad cultural llevada a cabo desde el inicio de la pandemia, generó un interés municipal por aproximar la programación hacia zonas descentralizadas del casco. Tras este primer intento, el siguiente paso es realizar una evaluación conjunta con los entes implicados sobre esta visión.

– D.D.: Este año también se ha incorporado la formación de talleres muy cercanos a la gran mayoría, ¿qué tal han funcionado?

J.G.P.M.: Ha sido el mayor acierto de este año, ampliar los ámbitos de disfrute de la música y las artes. Conciertos y exposiciones están muy bien, pero queremos ir ampliando la transversalidad de los Caprichos y este es el camino. 

J.B.: Es la primera vez que se plantea la implementación de actividades transversales y han funcionado muy bien. Desde mi humilde opinión, pienso que el crecimiento y enriquecimiento cultural de un pueblo es el resultado de un proceso de asimilación a la diversidad que debe regarse día a día. Por lo que, participar de la cultura lleva consigo conocer su proceso de construcción y así poder observar y ser partícipe de su capacidad de transformación. Es decir, disfrutaremos más de un concierto o performance si somos conscientes de su riqueza y legado cultural. 

– D.D.: ¿Creen que los Caprichos Musicales son una buena herramienta de divulgación del resto de culturas en nuestra comarca?

J.G.P.M.: Por supuesto. Canarias es un crisol de culturas. La Isla Baja es ejemplo de ello, pues somos una comunidad abierta e integradora de culturas y tradiciones. Somos mezcla y estamos orgullosos y orgullosas de ello. Por tanto, de alguna manera, divulgar el resto de las culturas del mundo, para nosotros es rescatar trocitos de cultura y tradiciones que ya están destiladas en nuestra comunidad, en nuestra gente.

J.B.: Coincido con el presidente. Desde tiempos remotos la música y la danza han constituido y siguen siendo el elemento vehicular de comunicación entre los pueblos. La música viaja de un lugar a otro y, por consiguiente, trasciende fronteras. De ahí su particularidad, su universalidad. Por lo tanto, los Caprichos Musicales deben hacerse eco de la importancia de la interculturalidad, la cual posee la capacidad de dar forma a nuevas músicas, aglutinando la cultura todos los elementos autóctonos de una sociedad híbrida, reutilizando y renovando su argumento y haciendo perenne su legado.

– D.D.: Este año el COVID ya ha permitido realizar eventos en normalidad de condiciones. ¿Qué ha supuesto para la organización?

J.G.P.M.: Lo más importante ha sido el poder disfrutar del reencuentro con nuestra gente sin los condicionantes más severos de las restricciones propias del COVID. Sin embargo, hemos mantenido el sentido común y la prudencia en todo momento. En el plan de seguridad y en la dinámica de las actividades hemos querido disfrutar de la actual situación con respecto a la pandemia, pero sin perder de vista que aún está activo el COVID.

J.B.: Ha supuesto suavizar el trabajo tedioso que conlleva el aforamiento de un espacio atendiendo a las restricciones preventivas dictadas en cada fase.

– D.D.: Sabemos que es pronto para ir pensando en la próxima edición pero, ¿alguna idea aproximada de lo que se podrá escuchar el próximo año?

J.G.P.M.: Sobre qué se podrá escuchar el próximo año no te puedo adelantar nada. Sí te adelanto, que habrá cambios, de nuevo, pero sobre todo en el formato. Hay que ser resilientes con cada edición y ya tenemos algunas ideas seguras con respecto a eso.

J.B.: De momento, anunciar el nuevo escenario musical es como cocinar sin alimentos. Inicialmente, creo que debemos ir seleccionando los elementos adecuados y cocinar a fuego lento. Como en la cocina, el tiempo es esencial en cualquier proyecto para que podamos ofrecer y disfrutar de una adecuada elaboración en la próxima edición de los Caprichos Musicales de la Isla Baja.