No nació con una trompeta bajo el brazo, pero a punto estuvo de hacerlo. José Humberto Martín de Armas es una de esas personas —van escaseando con el paso del tiempo— de las que se puede afirmar sin miedo a equivocarse que disfruta de su trabajo. Ha hecho de una pasión su modo de vida desde muy pequeño y no se plantea otro escenario en el futuro.

El protagonista que DAUTE DIGITAL sienta frente a un móvil con grabadora y una cámara rehúye el protagonismo. Es de naturaleza tímida en el mano a mano —aunque se transforma en el escenario—, no tiene Facebook y en ocasiones desearía contar con más tiempo libre los fines de semana. Es José, el de La Sabrosa, el de la Municipal, el de Troveros y el de En Otra Clave.

Con apenas 8 años entró en la banda de música de su pueblo y ya con 12 tocaba en las verbenas con la orquesta Los Rokers de Garachico. Lo hacía acompañado de su padre, Diego Martín, una circunstancia algo impensable hoy en día. «Iba con él a los bailes y para mí era un orgullo; fue algo muy precoz, pero ya con 11 años me gustaba transcribir y arreglar piezas», relata.

José Martín (centro), acompañado por su padre y el resto de músicos de Los Rokers en la década de 1980
La Sabrosa, 30 años de éxitos

Su inquietud por la música latina le llevó a fundar La Sabrosa el 22 de julio de 1989. Era por entonces un chico de tan solo 15 años y no se imaginaba que tres décadas después seguiría al frente de una de las orquestas más afamabas de Canarias.

«Fue arriesgarse a crear algo nuevo —rememora—, pasé de estar en un grupo que tocaba muchísimo a otro con el que no había trabajo». En realidad, la orquesta nació como Nueva Dimensión, pero un representante les convenció de que ese nombre no tenía gancho comercial y lo cambiaron por La Sabrosa. Junto a José comenzaron alrededor de seis buenavisteros más, como uno de los solistas, Pepe, que lo ha acompañado durante prácticamente todo este tiempo.

Pasé de estar en un grupo que tocaba muchísimo a otro en el que no había trabajo

La Sabrosa comenzó tocando las transcripciones que su director hacía a oído de las piezas que llegaban en casette. Su influencia vino de orquestas como La Guayaba y otras del panorama internacional como la Billo’s Caracas Boys o cantantes de la talla de Rubén Blades y Héctor Lavoe. La salsa estaba de moda a finales de los 80 y José Martín era un apasionado del género que, todavía en la actualidad, caracteriza a la orquesta.

«En realidad, creo que hemos funcionado porque tocamos de todo, aunque es verdad que podemos hacer buena salsa, algo que es más complicado para las orquestas que tocan mucho merengue. Nosotros intentamos abarcar todos los géneros, apostando por temas más clásicos, un repertorio que he considerado el más adecuado y con el que nos ha ido bien», indica.

Lo ocurrido con Manny Manuel fue seguramente el momento más difícil de mi carrera

Elvis Crespo, Edwin Rivera, Tonny Tun Tun, Joseph Fonseca, José Alberto el Canario, Maelo Ruiz… Artistas latinos de ese nivel han acompañado o acompañan todavía a La Sabrosa a lo largo de las siete islas. Las colaboraciones nacen «del boca a boca, por las recomendaciones que hacen de nosotros» y garantizan el éxito en cada verbena. ¿La clave para el triunfo? «La rectitud, intentar hacerlo bien y dar el 100 % de inicio a fin», dice José; «ser mediocre no funciona».

Otra de las estrellas del merengue con la que han podido compartir escenario en numerosas ocasiones es Manny Manuel. Todavía colea el desagradable incidente en el Carnaval de Día de Las Palmas de Gran Canaria, donde el puertorriqueño tuvo que ser interrumpido nada más comenzar la actuación por no encontrarse en condiciones para cantar. Lo ocurrido dio la vuelta al mundo y La Sabrosa estaba allí. «Fue seguramente el momento más difícil de mi carrera, porque sentí una impotencia brutal», confiesa Martín. A pesar de ello, la orquesta no se vio perjudicada. Al contrario, «el público se comportó con nosotros de una manera increíble».

 
Para Manny Manuel solo tiene elogios. «Es muy buena gente, un tipo que ha vendido millones de disco y que, sin embargo, es alguien normal». Su relación con él se ha mantenido porque volvieron a actuar con él durante los pasados carnavales. ¿La pega de lo sucedido en Gran Canaria? Que aún no han cobrado la actuación.

A pesar de ello, La Sabrosa celebra 30 años de andadura con 14 músicos de primer nivel y llevando, además, el nombre de pueblo que la vio nacer por todos los rincones donde actúan. «La orquesta es de Buenavista», sentencia su director.

20 años con la Municipal

Pero la trayectoria profesional de José Martín no puede contarse sin hablar de la banda de música de su pueblo. Llegó a la dirección de la Banda Municipal Nuestra Señora de los Remedios en 1999. Casualidades de la vida, recibió la batuta de manos de su padre y, 20 años después, sigue al frente de un colectivo con sello innovador.

Al igual que con La Sabrosa, «la clave está en tocar un poco de todo». Esa es la receta para conseguir el aplauso del público y, también, mantener el ánimo de los músicos, que «vienen a ensayar con otra disposición». «No perdemos la identidad de tocar obras de banda como pasodobles o zarzuelas, pero también nos atrevemos con el jazz o géneros latinos». El resultado es altamente positivo. Lo demuestran cada año en el Auditorio de Tenerife y, especialmente, en el espectáculo Noche de Swing. Celebraron su décima edición durante las Fiestas de los Remedios, el mismísimo 25 de octubre: «Fue uno de esos días en los que te bajas del escenario completamente satisfecho».

La clave de la banda es tocar un poco de todo

20 años al frente de la banda han dado para mucho, como dirigir a cientos de músicos. A varios de ellos los ha visto crecer en el grupo y a día de hoy siguen con él. La gestión musical de la banda ha sido positiva y considera afortunado de trabajar en una de sus pasiones. «La banda es una familia; no vas con una mentalidad de jefe sino de compañero, hay que motivarlos y les agradezco el sacrificio que hacen porque es muy duro aguantar los ensayos. Pero, al final, el resultado es magnífico», destaca con una sonrisa.

El adiós de Mangui

La reciente muerte de Manuel Ángel Lorenzo le cogió, como a todos, a pie cambiado. Mangui, como lo conocía todo el mundo, era para José «un maestro y uno de mis músicos referentes, pero también mi amigo; su marcha fue un palo muy grande». La entrevista se realiza solo cinco días después del fallecimiento del trompetista silense y su recuerdo todavía está vivo para un buenavistero que trabajó con él durante siete años en Troveros de Asieta. «Con Mangui aprendí que la música no consistía solo en tocar agudos y rápido; copiaba sus técnicas porque lo que hacía era muy bonito. Lo voy a echar mucho de menos».

Mangui fue un maestro y uno de mis músicos referentes

Más de 35 años en la música le han servido a José Martín para valorar lo que tiene. Se considera un afortunado al echar la vista atrás, pero también reconoce que su éxito le costó perderse muchos momentos de la infancia normal de un niño. «Mientras los amigos jugaban con la bicicleta, yo ensayaba con la trompeta; mi ilusión era poder tocar una lección». También se arrepiente de no haber estado más tiempo en el Conservatorio, «aunque tampoco me ha ido mal, reconoce». Eran otros tiempos, en los que había que desembolsar una cantidad importante de dinero para pagar las clases de un profesor de música o viajar fuera para seguir estudiando.

Con La Sabrosa hace bailar y disfrutar prácticamente cada fin de semana a gente de toda Canarias. «A veces pienso en parar —confiesa— porque la noche desgasta mucho y es muy peligrosa pero, afortunadamente, la he sabido llevar». Aunque lo piense, la orquesta sigue dando guerra y momentos inolvidables para muchos. Aquí el periodista habla en primera persona y no exagera: sin La Sabrosa, la vida no sería igual. Que dure.

Fotos: Leticia Dorta y Banda Municipal Nuestra Señora de los Remedios
Codirector de DAUTE DIGITAL y redactor en COPE Canarias. Grado en Periodismo por la Universidad de La Laguna y Máster en Innovación en Periodismo por la Universidad Miguel Hernández de Elche.