La buganvilla que se asomó por el muro

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Pasear de noche por un pueblo es una de las mayores dichas que podemos experimentar. El silencio nos rodea como una ligera manta de...

La ermita de San Sebastián

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Desde la alto de su escalinata, nos recuerda en su silencio que allí se inicia el pueblo. Su sobriedad y su desnudez de elementos nos hablan también de la belleza.

Montaña negra

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Se insinúa en el aire como una dama de fugitivas formas. Nos atrae y nos posee. El placer de contemplarla desata en la mente sensoriales caricias.

El charco de la Araña

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Desde las rocas de las mujeres, los niños tratábamos de cazar cristalinos hipocampos que chapoteaban en charcos de musgos blanquecinos

Soledad silente

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Nos mira desde la altura. Barbusano centenario que ha visto bajar y subir a trabajadores, caminantes, estudiosos… En el sosiego de Covas Negras, el viento dialoga con los árboles.

El ojo del faro

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El faro con su ojo incisivo avisa de peligros e indica el rumbo a los marinos. Hay complicidad y confianza.

Siete ventanas

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Muchos la llaman la casa de las brujas. Las gentes del pueblo cuentan leyendas de habitantes extraños y perros furiosos que han vivido entre sus muros.

El palmeral de Las Carvas

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El Palmeral de Las Carvas, también conocido como palmeral de Daute o de la Tierra del Trigo, es un reducto de la antigua vegetación que debió poblar buena parte de la Isla Baja, mucho antes de que las tierras de cultivo sustituyeran a la vegetación natural

La luna de Teno

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La luna de mayo está llena de embrujos. Los budistas dicen que la luna vive en un palacio de plata recubierto de piedras preciosas;...

El molino de agua del heredamiento de Daute

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Allí continúa ignorado como los trabajadores agrícolas, los obreros, las trabajadoras del campo, los arrieros, las pescadoras…
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