Fue un niño urbano de Madrid. Sin embargo, siempre se sintió atraído por el campo. Un lugar del que le atrajo principalmente el canto de las aves. Cuando todos cogían una cámara para retratar paisajes o animales, Carlos de Hita se compró un micrófono para grabar los sonidos de la naturaleza (casualidad de título de uno de sus últimos libros). De Hita estará en la segunda edición del encuentro de literatura de naturaleza y mundo rural, Letras Verdes, que se celebrará del 16 al 19 de noviembre en El Palmar (Buenavista del Norte). Presentará su último libro ‘Sonidos del mundo. Viajar de oídas’ (Ed. Anaya Touring). 

– Para quienes no conozcan a Carlos de Hita, ¿cómo se presentaría?

Yo trabajo con el sonido de la naturaleza, con el sonido que emiten los animales y también el sonido del escenario. Me dedico a grabarlo para con esas grabaciones hacer relatos, describir cómo es la naturaleza por medio de sus propias voces. No me dedico a la ciencia, no soy investigador, me dedico a la comunicación. Entonces, podríamos decir que soy un técnico de sonido especializado en el sonido de la naturaleza pero como también lo cuento… me definiría, a falta de una palabra más concreta, como un naturalista que se ha metido a técnico de sonido. 

– ¿Cómo llegó al mundo del sonido?

Llegué al sonido por una serie de casualidades, pero sobre todo a través del canto de las aves. La mayoría de la gente que llega a la técnica del sonido lo hace a través de la música o el cine, gente que graban grupos o ruedan documentales o películas y yo llegué a grabar sonidos observando antes a las aves en el campo, a los animales… en vez de empezar a hacer fotos, empecé a grabar sonidos. Fue una serie de casualidades. 

– ¿Tenía ya alguna vinculación con el mundo de la naturaleza?

No, yo era un niño urbano de Madrid sin ninguna relación directa con el campo más allá de los veraneos así que empecé a salir al campo muy jovencito a ver animales con unos prismáticos. Poco después, en lugar de lo que hace la mayoría de comprarse una cámara de fotos, yo me compré un micrófono y empecé a grabar. Entré en esto viendo programas de naturaleza, como tanta gente de mi generación. Viendo las películas de Félix Rodríguez de la Fuente sentimos esa llamada de la naturaleza, esa llamada de lo salvaje y ahí empezó todo.

Primero como un naturalista o aficionado al campo y después derivó en una aplicación más técnica. Lo fundamental de este oficio, como el de cualquiera que tenga que ver con la naturaleza, es conocer antes el escenario. No puedes hacer fotos, grabar sonido, pintar animales o hacer investigaciones si antes no conoces el escenario, no sabes quién vive ahí, qué hace ni a qué se dedica. 

– Ha participado en varios eventos de la Isla Baja y todos relacionados con el medio ambiente. ¿Tiene este territorio algo especial?

Lo que tiene es gente muy activa que está empeñada en que se conozca y que a través del conocimiento del medio ambiente se proteja y se conserve. Eso es lo que dinamiza, eso es lo que hace muy interesante esta zona de la isla, que ya de por sí toda ella en términos de naturaleza es muy interesante. Tenéis la península de Teno,  el Monte del Agua… que son lugares espléndidos desde un punto de vista ambiental, pero lo que marca la diferencia con respecto a otras zonas de Tenerife y de Canarias, es que hay gente que se preocupa mucho por esos valores naturales, por conservarlos y darlos a conocer a la vez. Ese el hecho diferencial. 

– Veo una función pedagógica en todo lo que hace. ¿Se puede educar a través del sonido?

Yo no soy educador. Lo quiero dejar claro. Estoy convencido de que el relato sonoro, más allá de la palabra, nos cuenta muchas cosas. Nos cuenta lo mismo pero desde otro punto de vista. Puedes conocer un bosque, un acantilado, una marina o el mar visualmente, pero si te paras a escucharlo estás recibiendo una información que no te da la vista. Sostengo que un paisaje no lo conoces hasta que no hayas escuchado su banda sonora. Tú no lo ves, pero el sonido, la escucha, te lo cuenta.

«No conoces un paisaje hasta que escuches su banda sonora»

Me dedico a la comunicación, lo cuento. Otra cosa es que estos mismos materiales tengan un gran valor educativo porque si el relato es bueno, se puede utilizar como elemento para contar cómo es la naturaleza o cómo es cualquier otra historia. No obstante, me consta que mis trabajos se utilizan bastante en el medio educativo. No deja de ser un gran orgullo, pero los utilizan quiénes saben cómo usarlos.

– En 2021 estuvo en Letras Verdes presentando ‘El sonido de la naturaleza’. Este año vuelve con ‘Sonidos del mundo’. ¿Cómo ha sido el proceso de este nuevo libro?

‘Sonidos del mundo’ es un poco pretencioso. Son sonidos que yo he grabado en algunos viajes por ahí fuera, por el mundo… Es una especie de recapitulación de muchos años viajando por aquí y por allá grabando.

Se subtitula ‘Viajar de oídas’. Después de muchos años viajando de oídas, viendo entre comillas el mundo a través de cómo suena y grabándolo, era la consecuencia lógica. Ya había hecho un libro de cómo suenan los bosques, he hecho otro de cómo suena la naturaleza en general en España a lo largo de todo el año y en las distintas estaciones y desde el Pirineo y hasta la isla de El Hierro; y ahora me quedaba por contar, recopilar, reunir esas experiencias sonoras que yo he podido escuchar, vivir en viajes de trabajo, de rodajes de documentales o de películas en las que yo iba como técnico de sonidos. Me escapo y me dedico a grabar no lo que pide el guion sino el paisaje, la gente, las voces de alrededor.

Es una recopilación de unos treinta viajes. Es una recopilación de, no solo de sonidos, sino de esos momentos que me impresionaron especialmente cuando iba a la escucha, viajando a la escucha. Una especie de bitácora personal de viajes por La Tierra. 

– Incluye un episodio sobre el volcán de La Palma. ¿Cómo fue la experiencia de grabar esa erupción?

Cuando te dedicas a grabar el sonido de la naturaleza siempre confías, aspiras a grabar grandes episodios: una tormenta, un temporal… un volcán. Cuando el volcán estalla en tu casa, en Canarias, la llamada fue inmediata. Yo no pude evitar ir allí.

Era consciente del problema que ese volcán suponía porque estaba creando una gran tragedia, pero al mismo tiempo yo también estaba sobrepasado por la magnitud de ese fenómeno natural.

Estuve tres veces en La Palma, a diferentes distancias. La última vez estuve tan cerca como que ardió un micrófono. Estaba en la orilla del río de lava. La lava estaba a mil grados y el micrófono se incineró. Antes de incinerarse cumplió su función e hice una de las grabaciones más espectaculares que creo que he hecho en mi vida. Con ese material he preparado unos montajes sonoros, con sonido envolvente y creo que el mérito o el interés que tienen estas cosas es que todo el mundo ha visto el volcán mil veces en directo o en la tele, o en las redes… pero hasta que no oyes el sonido de ese volcán, tú no te das cuenta de lo grande y terrible que era el fenómeno.

«En Cumbre Vieja se me incineró un micrófono, pero es de lo mejor que he grabado en mi vida»

El ruido del volcán, ese le da la dimensión al fenómeno. Entonces, también ayuda a entender no solamente el fenómeno natural sino la tragedia que supuso para esa parte de la isla de La Palma la erupción del volcán de Cumbre Vieja. Te da la dimensión del tamaño de la agresión. 

– Para ir concluyendo, ¿qué sensaciones esperar compartir en Letras Verdes?

Todo lo que sea consolidación de un fenómeno así a mí me parece que es buena noticia para Tenerife. Espero encontrarme con viejos amigos. Pero más allá, creo que en una zona así, un poco perdida de la isla de Tenerife, en la esquina aquella donde casi nadie llega nunca… que haya un grupo de personas que está hablando de literatura de naturaleza me parece que es una buena noticia.

En estas zonas que están fuera de los circuitos habituales de actividades culturales y de grandes inversiones, que sea la sociedad civil la que organiza estos actos es una señal de la vitalidad de la Isla. Esto está claro. Y que empieza a haber cosas que llaman la atención de la gente, ya no las clásicas, sino un certamen de literatura de naturaleza. Parece una cosa para cuatro frikis, pero en realidad se está escribiendo y publicando mucho sobre naturaleza. Creo que es un apoyo muy bueno para esta forma de comunicación. 

Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Más de una década al servicio de la comunicación