Vayamos al grano. 2020 ha sido un año durísimo, lleno de sobresaltos y con la pérdida de personas a las que seguramente todavía no les tocaba irse de este mundo. También en la Isla Baja. Casi que hemos tenido que aprender a andar de nuevo, tras un mazazo en primavera que nadie se esperaba. Pero, precisamente por eso, no puede ser un año para borrar sino, al contrario, para recordarlo siempre.

El coronavirus comenzó a ser noticia en nuestro país en la segunda mitad de enero y ya el día 31 apareció oficialmente en Canarias. El 11 de marzo, mientras la Organización Mundial de la Salud declaraba pandemia al COVID-19, el Gobierno autonómico suspendía los actos multitudinarios durante dos semanas. No mirábamos más allá en el tiempo y, por eso, la noticia más inmediata y destacada en la comarca era que La Caleta se quedaba este año sin el Sargo. Quién iba a imaginar lo que sucedería de ahí en adelante…

Un viernes 13 se notificó el primer caso de coronavirus en Daute. Fue una mujer de Garachico. Seguramente ya habría algunos más, pero por entonces apenas se detectaba un 10 por ciento de los casos reales. Ese mismo día ya se hablaba de un estado de alarma que progresivamente fue extendiéndose en el tiempo hasta verano. En otoño volveríamos a él.

Y llegó el confinamiento. Nadie había vivido algo similar. El país se paró, aunque muchos no entendieron o no quisieron entender de lo que se trataba. Fueron noticias varios incumplimientos que, en algunos casos, requirieron multas y detenciones. También se detectaron casos de coronavirus en policías locales, guardias civiles o personal de residencias de ancianos. El Ejército de Tierra, dentro de la Operación Balmis, desinfectó centros de salud y geriátricos. El 7 de abril llegó el primer fallecimiento por COVID-19 en la Isla Baja: también en Garachico, donde oficialmente se contabilizaron hasta tres.

El 27 de abril, los niños fueron los primeros en salir a la calle tras más de mes y medio confinados en casa

Poco a poco nos fuimos haciendo a la idea de que esto no iba a acabar tan rápido. Garachico se adelantó y suspendió las Fiestas Lustrales del Cristo de la Misericordia. Un mazazo, pero no quedaba otro. Sucesivamente, 2020 nos iría privando de todas las grandes celebraciones de la comarca. San Juan, San Roque, Buen Viaje, la Luz, los Remedios, San Andrés… nada de nada.

Además, mayo empezó con un desprendimiento en la TF-5 en Los Realejos que obligó durante casi un mes a dar un rodeo por Icod el Alto a todos los habitantes del Noroeste de Tenerife. Los accidentes en una carretera que no estaba preparado para soportar tanto tráfico fueron diarios.

Pero llegaron buenas noticias. El 31 de mayo, la comarca quedaba oficialmente libre de coronavirus, sin casos activos. Quizás por esas fechas empezó la relajación de la población en general y una falsa seguridad de la que nos despertaríamos a finales de verano y que nos conduciría a un nuevo estado de alarma. Con la segunda ola, la Consejería de Sanidad cambió el recuento de casos y ahora no es posible saber el número de casos activos por municipio de residencia, aunque sí los nuevos positivos que se producen cada día. Una forma diferente y más difícil de contar lo que ocurre… pero lo contamos.

Del virus a la bronca: Los Silos

La pandemia afectó también otras noticias importantes. 2020 ha sido también el año de la polémica en Los Silos, con el cierre al tráfico de la costa y del acceso a la cascada artificial de Lomo Morín. Caravanistas y senderistas en busca de la mejor foto para Instagram fueron los culpables. La bronca siguió con el desalojo del Taller de Músicos de una casa cedida por sus dueños al Ayuntamiento y con la celebración del Festival Boreal en un año de pandemia. Raquel González y el Partido Popular se desmarcaron de sus socios de Coalición Canaria mientras el PSOE apretaba desde la oposición. De momento, el pacto sigue.

Las caravanas y turismos inundaron la pista de la costa de Los Silos a finales de mayo
La inhabilitación de Román Martín

Hablando de política, una de las noticias del año fue, sin duda, la inhabilitación del alcalde de El Tanque. La Audiencia Provincial condenó a principios de noviembre a Román Martín a 12 años sin poder ostentar cargo ni empleo público por prevaricar al abrir en 2014 la residencia de mayores del municipio «con absoluto desprecio hacia la legalidad». Una sentencia demoledora que, tras la jurisprudencia dictada por el Tribunal Supremo en 2019, le obliga a cesar como alcalde y concejal. Termina 2020 y todavía no lo ha hecho. A su homóloga de San Juan de la Rambla, Fidela Velázquez, le ocurrió lo mismo, pero dejó el Ayuntamiento y ya no es alcaldesa. El PSOE, mientras tanto, guarda silencio.

Volvió la (no) depuración

Quienes no han estado precisamente callados han sido los integrantes de la Plataforma Los Silos-Isla Baja. Si en 2019 decíamos que el proyecto de depuración comarcal parecía abocado a dormir el sueño de los justos, el anuncio de que a principios de 2021 se verterán las aguas residuales de Garachico por el emisario submarino de Los Silos ha provocado una movilización en este pueblo, que se ha inundado de carteles a favor de una depuración natural y de evitar vertidos al mar. Menos caso se le ha hecho a los vertidos al subsuelo a través de pozos negros repartidos por toda la comarca. En todo caso, un papelón para el Cabildo y el consejero de Desarrollo Sostenible, Javier Rodríguez, que tendrá que encauzar el asunto para evitar más crispación.

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Unos 200 carteles como estos se han desplegado desde diciembre por todo el municipio de Los Silos

¿Se acuerdan de Santiago González? El joven de La Caleta de Interián con ansias de tocar poder político acabó sentado en el banquillo por una estafa que DAUTE DIGITAL destapó en 2017. Al final aceptó una condena de dos años y tres meses de cárcel. González tiene, sin embargo, más asuntos pendientes con la Justicia.

Poco antes de que el coronavirus llegara a nuestras vidas fue noticia el hallazgo (o re-hallazgo) de una cripta en la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, en Garachico, durante las obras de rehabilitación del exconvento de San Francisco. Quizás más propiciada por algún periódico de provincias, se creó una expectación más o menos reseñable, con intentos por parte de los poderosos de no mostrar a la opinión pública lo que poco tiene de secreto. Ahí sigue el asunto.

Lo mismo de siempre

Pero 2020 ha dado también para hablar de los temas recurrentes de cada año. ¿El anillo insular? A buen ritmo, según el Gobierno, excavándose ya los túneles de Erjos. ¿Punta de Teno? Con el acceso en coche aún más restringido y sin ecos de las protestas airadas encabezadas por el Club Náutico en 2016. ¿Y Masca? Pues sin noticias. El Cabildo sigue posponiendo la reapertura regulada del barranco. Tampoco fue en verano y parece abocado a no quitarse la valla hasta el nuevo embarcadero de la playa tenga todos los permisos. Veremos en 2021…

Hablando de Teno, el Parque Rural conoció a su nueva directora, Judith Fernández, tras el breve paso de Víctor Pérez, al que muchos ni siquiera lograron ponerle cara. Otro nombramiento fue el de José Gregorio Pérez al frente del Consorcio Daute-Isla Baja, tras la dimisión de Lorenzo Dorta después de 20 años de trayectoria. ¿El reto del nuevo presidente? Lo de siempre: hacer que el Consorcio sea útil.

Los túneles de Erjos comenzaron a excavarse por Santiago del Teide

El año golpeó también a la comarca con la violencia machista. Una silense, Carolina Fumero, fue asesinada en julio por su expareja en su residencia de Santa Úrsula. En marzo, pocos días antes del confinamiento, la buenavistera Miriam Cabrera salvó milagrosamente su vida tras las salvajes puñaladas que le asestó su pareja en su casa de Icod. Otro suceso trágico fue la muerte de una joven de 15 años, vecina de Adeje, en las charcas de Erjos. Una parada cardiorrespiratoria en presencia de su madre durante una pateada de septiembre. No se pudo hacer nada por salvar su vida.

Al menos, algunas alegrías

Un 2020 muy duro que, a pesar de todo, también ha traído alguna alegría. En fútbol, el final inesperado de la competición envió al CD Buenavista a Preferente más de 40 años después y al Juventud Silense a Primera. El Interián y el RCD Gara pudieron recuperar parte del campo de La Caleta, a la espera de las obras definitivas. El Festival Internacional del Cuento de Los Silos celebró, con todo tipo de inconvenientes, 25 años de literatura y Garachico sacó pecho con las banderas azules de El Caletón y la playa del Muelle, y el anuncio de que ya, en este 2021, entrará a formar parte de la Asociación de los Pueblos más bonitos de España.

Todo ello en un ejercicio de gobierno que gusta a la gran parte de la población garachiquense, pero que desequilibra la balanza de la sostenibilidad. Para muchos, la gestión de Heriberto González se ha inclinado peligrosamente hacia gobernar más para los de fuera que para sus propios habitantes que decidirán en 2023 si quieren banderas azules, esterilización y desparasitación de gatos, tótems con bolsas para excrementos de perros, turnos incomprensibles para bañarse en El Caletón, jardines bonitos, luces navideñas ostentosas… o servicios e infraestructuras que permitan el desarrollo de la ciudadanía en equilibrio con el turismo. 

Y un nombre propio para terminar. El de Roma. Nació un 19 de marzo en su casa de La Caleta. Cuando el coronavirus golpeaba con más fuerza, cuando España asistía apesadumbrada a cifras de fallecimientos que se acercaban al millar diario, en un barrio de una pequeña comarca al noroeste de Tenerife nació la vida. Sus padres sabrán contarle cuando crezca la historia más bonita del mundo. La suya.