Dicen que los periodistas somos como las murgas: criticamos a todos pero luego nos enrabietamos cuando lo hacen con nosotros. Es una conclusión a la que en ocasiones se llega de forma sencilla, pero que esconde detrás algunas inexactitudes.

Los periodistas no criticamos… o no deberíamos criticar. Los periodistas tenemos la obligación moral de poner el foco en aquello que no cuadra, que cojea o que, sencillamente, no es verdad. Cuando un periodista se hace eco de una información que es negativa para terceras personas, ¿de verdad está poniendo el dedo acusador sobre ellas o simplemente está limitándose a contar un hecho objetivo?

¿Nos enfadamos los periodistas por recibir críticas? Depende

Es muy fácil matar al mensajero. Los periodistas somos muchas veces portadores de malas noticias o de declaraciones incómodas de otros protagonistas. Injustamente, la crítica recae sobre nosotros, en lugar de reflexionar sobre los motivos que han producido esas informaciones.

¿Nos enfadamos los periodistas por recibir críticas? Depende. Las merecidas se asumen con humildad y se buscan los mecanismos necesarios para no volver a meter la pata. Pero las injustas muchas veces duelen, sobre todo, cuando provienen de cerca.

El periodismo no es una profesión para hacer amigos, sino para contar la verdad. Eso no significa que los profesionales del gremio nos aislemos detrás de una pantalla. No, pero no debemos cejar en nuestra obligación de contar lo que pasa con honestidad y recurriendo, cuantas veces sean necesarias, a la hemeroteca y sus contradicciones, al ocultismo y su falta de transparencia, o a la simple mentira y su intento de tergirversar las cosas.

No estamos en el mundo para pasar sin hacer ruido.

Codirector de DAUTE DIGITAL y redactor en COPE Canarias. Grado en Periodismo por la Universidad de La Laguna y Máster en Innovación en Periodismo por la Universidad Miguel Hernández de Elche.

2 COMENTARIOS