Director del Observatorio del Paisaje, Juan Manuel Palerm es profesor de Proyectos de Arquitectura y proyecto-Desing paisaje urbano en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, además de profesor e investigador de la Universidad IUAV de Venecia y Trento. Ha conseguido que el IV Congreso Mundial de Terrazas y Bancales se celebre en Canarias (del 13 al 22 de marzo del próximo año) y que, entre 2017 y 2018, se convoquen en distintas islas varios seminarios preparatorios de esa gran cita. Uno de esos encuentros entre científicos y personas que trabajan en los bancales en Canarias se desarrolla esta semana en Garachico. «Lo más importante en este congreso es poner en valor y aceptar que los bancales son necesarios y Canarias puede aportar mucho al mundo en ese sentido», asegura Palerm en esta entrevista.

¿Qué relevancia tienen los bancales?

Cada vez se demuestra más que el bancal no es solo cultivo. Hemos escuchado unas conferencias en las que se demuestra su papel fundamental para evitar riesgos, para no perder tierra. Telesforo Bravo reconocía que un problema enorme era la pérdida de tierras continuas, por su deslizamiento. Lo que hacen los bancales es que esa tierra no se pierda. Los expertos reunidos estos días aseguraban que no había nadie que hubiera inventado la tierra. Existe y es la que existe. Si la perdemos, malo. El bancal es fundamental para entender y conservar la tierra. Y en Canarias se ha hecho muy bien. Y eso está en relación con todo lo que aporta a la humanidad.

¿Puede dar ejemplos concretos?

Los canarios hemos vivido en bancales. Garachico mismo está construido a través de una finca a base de bancales y todo el trazado de sus casas obedece al trazado que existía en su momento respecto a los bancales. Por eso las casas tienen dos niveles con una entrada superior y otra inferior. El entendimiento del bancal es una forma de ocupar el territorio, con sabiduría y sentido común.

¿Cómo surge la posibilidad de traer a Canarias esta cita mundial?

Esta iniciativa surge porque en el año 2016 se celebró en Italia el Congreso Mundial de Territorios Aterrazados, donde me invitaron a participar. Me planteé la posibilidad de convencer a instituciones de las islas de poner en valor nuestros bancales y si apoyarían traernos este congreso mundial. Como me dijeron que sí, logramos la candidatura frente a otros finalistas de Japón y Marruecos, por ejemplo. Nuestro planteamiento de lo crucial que eran estos territorios como soporte cultural convenció al jurado. No sólo conseguimos el congreso, sino otros seminarios durante dos años anteriores que tienen un altísimo nivel, casi como mini congresos, lo que nos permite una mayor profundización de cara a los objetivos del próximo año.

¿Cuáles son los objetivos de este seminario que se está celebrando en Garachico?

Lo primero, hacer un buen diagnóstico, pero no en el sentido de «vamos a estudiarlo a ver lo que hacemos». No. No creo en los diagnósticos si no hay un objetivo previo. El problema es poner en valor estos territorios, y eso no es resolverlos, construirlos o protegerlos, sino culturalmente. Cuando seamos capaces de poner cultural y socialmente en valor los bancales y la sociedad en general muestre voluntad de aceptarlos como elementos fundamentales en la definición del territorio que habitamos, entonces y solo entonces podremos hacer ese diagnóstico.

Actualmente, muchos de estos bancales en las islas están abandonados. ¿Qué hacemos con ellos?

El congreso incide en el término Re-encantar bancales, es decir, poner en valor el bancal a todos los niveles, no como una nostalgia, ni como un recuerdo ni algo romántico, sino como lo que es, un elemento fundamental para el reconocimiento de nuestro territorio. Si no lo ponemos en valor, significa que aceptamos el no valor. Lo más importante en este congreso es poner en valor y aceptar que los bancales son necesarios y Canarias tiene mucho que aportar al resto del mundo sobre el entendimiento de los procesos que se han llevado a lo largo de la historia con respecto a los bancales.