Callejones silentes

Los callejones son los pasos del pueblo, la historia no escrita

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Foto: Luis Pérez (http://mapio.net/s/30641680/)

Los callejones siempre han tenido mala fama. Muchas veces por sus vericuetos y recodos en los que se acumulan deshechos y crecen plásticos como si brotasen flores surreales de un cuadro soñado por Óscar Domínguez. En las fiestas se convierten en baños furtivos para los apremiantes juerguistas. En ocasiones se transforman en ignotos laberintos o misteriosos senderos para delincuentes inesperados. O en las noches de amor son también lugares idóneos para citas clandestinas de amantes encubiertos.

Pero los callejones no son nobles, ni tienen lujosos pavimentos de mármol lustroso, ni aceras alineadas, ni jardines florecidos…

A veces, ni siquiera tienen nombre.

Olvidados callejones.

Solo las silentes piedras de su empedrado saben sus secretos. Recuerdan.

Quizá son solo la memoria de trabajadores silenciosos que en el alba fría caminaban hacia las plataneras, las huertas de tomates o la altiva caña de azúcar; o hacia los trabajos de las carreteras, de las galerías de agua, de los pesqueros abruptos. Quizá, son memoria de mujeres que tuvieron que trabajar para esquivar miserias y atropellos, cobrando escasos e injustos salarios. Mujeres que pasaron por la vida como si solo caminasen de puntillas, para no ser oídas. Quizá, son testigos de huidas, de escapadas hacia mundos más libres.

Los callejones son los pasos del pueblo, la historia no escrita.

Son memoria y palabra oculta.

Nadie los nombra como lugares bellos. Nadie los incluye en la guía de turismo. Nadie lleva a sus invitados ilustres por estos humildes senderos.

Mas ellos nos acogen, nos llenan de sinuosidades, nos hacen sentir como rebotan nuestros pasos cuando caminamos solos por su angostura cálida.

En el negro callejón
Donde en tinieblas paseo,
Alzo los ojos, y veo
La iglesia, erguida, a un rincón.

Decía José Martí en sus versos sencillos. Y todo se torna misterio.

Estrechos y sombríos marcan el eco de la vida en los pasos que rebotan sobre las yerbas recién nacidas en las primeras lluvias.

Canta un grillo a lo lejos.