Está ultimando los preparativos del VI Congreso Internacional La Plata en Iberoamérica: siglos XVI al XIX, una cita bianual que por primera vez se celebra en Canarias. Será en La Laguna entre el 9 y al 14 de octubre y contará, entre otras actividades, con una salida de campo a Garachico. Los participantes se quedarán muy cerca de admirar la corona imperial de la Virgen de la Luz, llegada a Los Silos desde Puebla de Los Ángeles en el siglo XVII. Un ejemplo destacado del rico patrimonio americano que conserva Tenerife en platería.

Precisamente del patrimonio artístico de Los Silos es plenamente conocedor Andrés Lorenzo Palenzuela. Este historiador del arte gestionó entre 2007 y 2011 la Concejalía de Turismo, Patrimonio y Archivos de su municipio. Sabe de primera mano el tesoro que contiene la Villa y, aunque asegura que en estos años se ha avanzado mucho, reconoce que «siempre se puede hacer más», a pesar de los recursos limitados de un consistorio pequeño.

Sin embargo, uno de sus anhelos trasciende los límites del municipio para fijarse en toda la comarca. «Es fundamental crear una Unidad de Patrimonio», destaca. Opina que esa competencia debería recaer en el Consorcio Daute-Isla Baja y serviría para asesorar a los cuatro ayuntamientos por dos grandes motivos: «porque los técnicos municipales no cuentan muchas veces con información histórica» y para completar la acción del Cabildo, del que ha constatado que sus técnicos «desconocen la situación o simplemente no vienen a verla». Garachico con su patrimonio del Antiguo Régimen —»a pesar del disparate que se hizo en la Casa Soler, un lugar para bodas, bautizos y comuniones»—, Buenavista con su etnografía, El Tanque con su patrimonio rural y Los Silos con el industrial y la arquitectura historicista son, a su juicio, las grandes singularidades de la comarca que hay que preservar.

Andrés Lorenzo tiene claro que con esa Unidad de Patrimonio se podrían evitar situaciones como la eliminación de unos esgrafiados en una casa de Garachico (de la que alertó al Ayuntamiento) o la rehabilitación del antiguo convento de San Sebastián en Los Silos en el año 2000. El exconcejal no entiende cómo el Cabildo de Tenerife permitió construir el «adefesio» de la torre de hormigón, «un invento que no casa con el sitio, porque no estaba en el lugar donde se alzaba el ajimez del convento ni este era una torre». Dice no comprender cómo el Área de Patrimonio insular prohíbe actuar en el entorno y, en cambio, permitió construir una torre de la que está seguro que, «si se sale a pedir por el pueblo para tirarla, se consigue bastante dinero».

«Si se sale a pedir por el pueblo para tirar la torre del convento, se consigue bastante dinero»

Admirador de la labor de Mariano Estanga en el primer tercio del siglo XX, «que llegó de la Península y eligió Los Silos para vivir y desarrollar su trabajo desde aquí, además de implicarse en el pueblo», cuenta cómo evitó lo que hubiese sido un atentado patrimonial contra la localidad. Fue el año pasado. «Vi a un señor rompiendo con un martillo y un pico los elementos vegetales de la fachada de la iglesia de la Luz. Le saqué una foto, se la envié a la concejala y la obra se paró», relata. La responsabilidad era y sigue siendo del Obispado de Tenerife. Los trabajos se han retomado este verano para devolver el esplendor al «pueblo de la iglesia blanca», como dice que se conoce a Los Silos en el resto de la isla.

«Su figura estaba olvidada y Los Silos tenía una deuda con él, artífice de una transformación urbanística que modernizó el pueblo», subraya. Su deseo se materializó este año con el nombramiento a título póstumo de Hijo Adoptivo del municipio y la realización de las primeras Jornadas de Patrimonio Histórico Mariano Estanga. De ambos logros fue artífice el historiador del arte.

Torre del exconvento de San Sebastián, intervención realizada en su rehabilitación del año 2000

Del arquitecto Estanga también era la balaustrada del convento de San Sebastián, que desapareció durante su rehabilitación… al mismo tiempo que se construía la ya famosa torre. «No sé cuál fue el criterio de los arquitectos, pero si la balaustrada no era original, lo que hicieron después (la nueva baranda) es todavía menos original. No le veo ningún sentido a lo que se hizo», critica.

A pesar de esas intervenciones, el casco histórico de Los Silos cuenta desde 2004 con la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC). También están protegidos «las tres islas» de la costa: el horno de la cal, la caseta del telégrafo y el trapiche azucarero. Andrés Lorenzo es un firme defensor de ese patrimonio industrial que, a su juicio, debería incrementarse con la protección de las salinas y la rehabilitación del antiguo empaquetado del casco, situado junto al actual casino, para conseguir un nuevo espacio cultural que dote de actividad a la Villa.

Los Silos tenía una deuda con Mariano Estanga

Seguir el modelo de Garachico para potenciar el casco histórico a través de la cultura es su receta para un pueblo que se vio «perjudicado» por la construcción de la variante, que desvió el tráfico por fuera.

Pero la vida de Andrés Lorenzo no se limita a su profesión. Con suma intensidad refleja la devoción que su localidad, La Caleta de Interián, profesa al patrón del que toma nombre, San Andrés. Este año es especial para él: es el tesorero de la comisión de fiestas y, junto a sus compañeros, tiene la misión de recoger el mayordomo, una cantidad de dinero (36 euros, actualmente), que muchos caleteros entregan como ofrenda al patrón para la realización de sus festejos.

Caletero y silense, cómo él mismo se define, posa para esta entrevista en unos de sus rincones favoritos, el trapiche azucarero —»no es un ingenio, porque corresponde al segundo ciclo del azúcar, cuando ya se utilizaba vapor en lugar de movimientos hidráulicos»—, desde donde se contempla la imponente fuga de La Caleta, en el barranco de Correa. Comenta con una sonrisa cómo los caleteros «consideran que los límites del pueblo acaban en la puerta de acceso al actual empaquetado», muy cerca de la playa de Agua Dulce, especialmente décadas atrás, cuando Sibora no se había expandido como urbanización y Las Manzanillas quedaba más lejos. Límites que, para él, forman parte de la cultura popular pero que desaparecen cuando toca defender los intereses de todo su municipio.

Codirector de DAUTE DIGITAL y redactor en COPE Canarias. Grado en Periodismo por la Universidad de La Laguna y Máster en Innovación en Periodismo por la Universidad Miguel Hernández de Elche.