«Hay que hacer un balance positivo de esta edición en todos los sentidos. Creo que hemos madurado», afirma David Baute, director del Festival Internacional de Cine Medioambiental de Canarias (FICMEC). El cineasta garachiquense se refiere tanto a la programación cinematográfica como a la actividad paralela que se celebra en torno al Festival.
El tema del aforo ha sido algo destacable. En varias de las sesiones se tuvo que abrir una sala alternativa para dar cabida a la demanda de los asistentes, algo que ha hecho reflexionar a la organización de FICMEC: «Hay que conseguir un equilibrio, porque pasar a un mayor tamaño puede ser peligroso», declara el director del certamen, quien ve la posibilidad de realizar una combinación de espacios.
Baute cree que puede usarse la misma sala, la del antiguo convento de San Francisco, y «jugar con espacios exteriores de Garachico, como hicimos con la proyección de The Canary Islands. El director piensa que así se generan otras propuestas para las películas que puedan tener más público y, de esta forma, «generar más Festival en esos espacios», añade.
2200 razones para seguir
FICMEC cumplirá veinte años el próximo 2018 con un punto de inflexión: este año, por primera vez en la historia de este certamen en Garachico, se ha cobrado la entrada. Muchas de las sesiones tenían el coste de un euro. Una cantidad que se destinará para la ONG WWF y su proyecto de creación de un santuario de ballenas en Fuerteventura y Lanzarote. Se han recaudado 2200 euros.