Una acampada por medio peso

DAUTE DIGITAL subió a la acampada de La Montañeta y así se lo pasó: sin baile pero con ganas de seguir con la tradición

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Cada uno puede tomarse las decisiones del resto como quiera… lo cierto es que ante las imposiciones legislativas poco queda que hacer. O no. Si uno tiene ganas de pasarlo bien, estar en medio de la naturaleza, pasar un fin de semana diferente con amigos y familia o montarse el tenderete en medio del monte como siempre se ha hecho, aún puede seguir haciéndolo en La Montañeta.

Eso es básicamente lo que hice el pasado fin de semana. La polémica ha estado servida durante estos días. DAUTE DIGITAL les ha estado informando puntualmente de ello. Pero también queríamos mostrarles cómo se vive una Fiesta de San Francisco de La Montañeta sin verbena y como a la que viste y calza le gusta mucho el jaleo no dudé un instante en irme para arriba como todos los años.

Tengo recuerdos de esa acampada desde que tengo uso de razón, muy pequeña. Mis padres y mi hermano siempre acampábamos en frente de casa de Lorenzo Dorta. Antes acampabas donde querías y podías y desde hace años las cosas cambiaron y solo hemos podido hacerlo en terrenos de propiedad privada. Nunca fue eso un inconveniente. La he vivido siempre de maneras diferentes. Lo que no ha cambiado mucho es la gente que me acompaña. Suele ser lo que más me importa. Los pájaros, la música, la orquesta, si hay gente o no, si está organizada o no… me ha dado siempre igual.

Por eso tomé la determinación de subir desde el viernes. El jueves visita obligada al supermercado para que no falte de nada. Y el viernes, después de almorzar, para arriba. Coches llenos hasta los topes, muchos matules (la edad parece hacernos ser más responsables en ese sentido) y sitio elegido. Montaje del toldo (para que el sereno y el frío no nos ataquen), disposición de la cocina, las casetas, hacer la cama y sacar la comida y la bebida… a partir de ahí, cantar y comer se alternaron en un viernes noche divertido. Cogido con ímpetu. Tanto que los ánimos para el sábado parecían haber decaído.

No obstante, sabíamos que el sábado se juntaría gente por la noche. Habían hecho una cadena por whatsapp que a mí no me había llegado. Mi condición de periodista parece que asusta ya que durante varios días se me bromeaba con ‘cuidado con la prensa rosa’ o ‘cuidado que te lo pone en El Día’, me hacen nombrar a la competencia como ellos hacían con nosotros hace poco. Pude compartir muchos momentos del fin de semana con miembros de la comisión de fiestas. A algunos de ellos los conozco también desde que tengo uso de razón y el tema de la prohibición fue el ‘hit’ más sonado junto al ‘Por medio peso’ de Pepe Benavente. La cantamos hasta aburrir.

Unas 50 o 40 personas cantando a pelo pero dieron para unas cuantas horas

Así, cuando parecía que la noche se iba a acabar porque “la parranda no llegaba”, los vecinos de acampada quitaron la música y pude oír voces enfrascadas en una melodía: “canario soy, yo canto así, viva la tierra, donde nací”. Saltamos de las sillas, nos deshicimos de las mantas, cogimos instrumentos y nos unimos al tenderete. Mucho frío pero uno se calienta con el pasito del baile. Unas 50 o 40 personas cantando a pelo pero dieron para unas cuantas horas.

Durante el fin de semana me sorprendió gratamente estar rodeada de gente muy joven que además viene muy preparada. Tuvimos que pedirles un dosificador de agua para la garrafa, una sartén para planchar los sándwiches del desayuno y sabíamos que si nos faltaba leche, ellos tendrían de sobra.

Está claro que recordaremos esta acampada por su condición no festiva, en el estricto sentido del carácter popular y organizativo. Porque yo pude ver las mismas caras de siempre. Gente que no quiere perder la tradición de pasar un fin de semana en uno de los núcleos de Garachico más auténticos por estar en un enclave natural sin parangón. Esa condición también les ha dejado sin fiesta este año pero tampoco tienen una buena señal de TDT, hasta hace poco el agua no estaba en condiciones óptimas, no tienen luz en la plaza, no tienen consultorio médico todos los días, viven muy alejados de cualquier centro de cualquier municipio de la zona y eso hace que no vivan en las mismas condiciones que un ciudadano de esta comarca.

Como ellos en Daute hay muchísimas personas. Hay que recordar que somos un territorio lleno de naturaleza, de una etnografía rica y una cultura viva. Y esta acampada está llena de todo eso. Para seguir teniéndolo hay que cuidarlo y así poder seguir viviéndolo. Quizás esto sirva de precedente y se impulse de una manera alternativa al barrio de La Montañeta. Eso no lo puedo asegurar… lo que está claro, y es mi conclusión, es que la actualidad es caprichosa y si la palabra prohibición acompañada de un ente público sale en los buscadores de Google el impacto se multiplica por 10. Me parece muy egoísta por nuestra parte acordarnos y reivindicar algo solo cuando nos afecta de algún modo. Más despreciable es aún si alguien intenta sacar rédito o provecho de algo como esto.

Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Más de una década al servicio de la comunicación