Si inimaginable era un 16 de agosto sin romería en Garachico, perderla por segundo año consecutivo produce una mezcla de incredulidad y resignación. Ya nadie se atreve a pronosticar qué pasará en 2022 —al menos, ya están las vacunas—, pero sí hay una certeza incuestionable: San Roque no ha perdido a sus devotos.

Cientos de vecinos de la comarca se acercaron desde primera hora de la mañana a pie o en guagua desde Buenavista y Los Silos hasta la Villa y Puerto. Otros tantos desde Icod y otras localidades de la isla. El calor todavía no había hecho acto de presencia cuando los primeros peregrinos entraban en el casco desde la carretera general. Alguno más purista, como el que escribe estas líneas, por el Camino Real de Daute que siglos atrás era la principal vía de conexión de las localidades más prósperas de la Isla Baja.

Ya en Garachico venía sonando desde las 8 de la mañana los acordes del Viva San Roquito de José Baute. Si algo bueno ha traído la pandemia ha sido recuperar el añorado pasacalles de la banda de música. «¿Para qué te has puesto hoy ese traje tan bonito?», dice la letra que al menos en su primera frase, seguía cumpliéndose como cada 16 de agosto.

La parroquia de Santa Ana era un constante entrar y salir de fieles en busca de patrón. El aforo para la primera misa, identificada tradicionalmente como la de los peregrinos, se completó mucho antes del inicio de la celebración. En la calle se quedaron algunas personas que quisieron participar a pesar del calor y del escaso sonido que llegaba desde el interior del templo.

Redobles de chácaras y tambores. Suena el tajaraste a San Roque, que volvía a irrumpir en la iglesia, aunque desde lo alto del coro. Las cañitas se agitaban en el aire y resultaba inevitable recordar la mañana de cualquier otro 16 de agosto bajando con el santo por la calle Santo Domingo en busca del centro del pueblo.

Pero una de las imágenes de la jornada fue, sin duda, la del exterior de Santa Ana. Entre misa y misa, mientras los devotos hacen cola para entrar a rezarle al santo, los equipos del Servicio Canario de la Salud vacunan contra el COVID-19 en el consultorio médico. Hoy es día festivo, pero la carrera contra la pandemia no se coge descanso. A San Roque se le imploró hace 400 años por el fin de la epidemia de peste en Garachico. Hoy, en pleno siglo XXI, muchos vuelven sus miradas al patrón en busca de un remedio que se encuentra a pocos metros de la imagen. Y las dos cosas no son incompatibles.

Volvemos al principio: nadie se imaginaba hasta 2020 un 16 de agosto sin romería. Ya vamos por el segundo año. La esperanza de 2022 no nos la quita nadie pero, pase lo que pase, habrá quienes este día hagan suyo el final de la canción de José Baute, que el «próximo año volvamos con devoción».

Codirector de DAUTE DIGITAL y redactor en COPE Canarias. Grado en Periodismo por la Universidad de La Laguna y Máster en Innovación en Periodismo por la Universidad Miguel Hernández de Elche.