Nunca lo dejaban claro. Yo cada vez que asistía a clase de Literatura y Periodismo salía hecha un lío porque los límites y fronteras entre los géneros periodísticos se difuminaban todavía más. Te mandaban a leer ‘A sangre fría’ y ya sí que podías decir que tu experiencia como periodista servía como algo que contar a los lectores.

Por esas líneas borrosas y otros tantos pensamientos, se nos ocurrió hacer algo: contar cómo hacíamos una entrevista. Fue una entrevista especial: un joven ganadero que augura un futuro turbio a su sector en uno de los caseríos más emblemáticos de Tenerife, Teno Alto.

El camino también fue especial: decidimos subir por el Risco de Teno. Qué ocurrencia. Lo cierto es que cualquier periodista del área metropolitana podría hacerlo en alguno de los caseríos de Anaga, el otro macizo más antiguo de la isla. Antes no había de otra que caminar.

Mientras hacíamos el camino, pensábamos en la gente a la que no le quedaba de otra para bajar a Buenavista sino esa senda escarpada, en ocasiones trepidante pero que, para mi gusto, brinda una de las mejores vistas de la Isla Baja con diferencia. Las instantáneas para el ‘postureo sostenible’ son perfectas.

A razón de este neologismo, algunos de nuestros seguidores respondieron mayoritariamente que aunque no salgas en la foto, hacer muchas publicaciones en tu perfil es postureo también. Fue un profundo debate que nos amenizó el camino.

Pero más que el postureo, comprobamos la dureza del camino que muy pronto será objeto de carrera. Si la gente de antes viera que ahora se sube corriendo por entretenimiento no darían crédito y entenderían a la perfección eso del ‘postureo running’. Más allá de eso, es importante hacerlo corriendo o no y encontrarse con una maravilla natural y etnográfica como es el Risco del macizo de Teno.

Este texto sin límites se vuelve menos inclinado al llegar al caserío de Teno Alto y comprobar que sigue teniendo su mismo aroma. Entramos ahora en la fase de la metatextualidad ya que vamos a hablar sobre un texto en este texto. Se trata de un recurso literario que nos hace ser autoconscientes y hacer autorreferencias a lo que ya hemos escrito. Aunque parezca mentira todo esto existe. Es como un making off, término más extendido por el mundo audiovisual. 

Hacer una entrevista en el lugar en el que normalmente el entrevistado desarrolla su actividad no tiene pérdida. Llegamos a la quesería Naturteno para comprobar que desde allí se ve flotar La Gomera. Suspendida en el aire, llama más nuestra atención que La Palma, quien se delata por su profusa caldera y que la divide pareciendo que la isla bonita se parte en dos.

Ganado, perros, ladridos, balidos y naturaleza en estado puro. Todo auguraba que sería una entrevista para el recuerdo por el contexto. López descargaba la comida para su manada y aprovechamos para hacer fotos. Cuando llegó la hora de comer el ganado entró junto a él rápidamente. Nosotros nos sorprendimos y entre risas plasmábamos el momento. Hoy en día algo indiscutible ya que el móvil es una extensión de nuestro cuerpo.

El pastor de Buenavista nos emplazó a un cuarto donde también tenía un par de ovejas y carneros y mucha alpaca o paca. Descubrí que se llamaba así por un festival de danza contemporánea. Curioso cómo las fronteras siguen diluyéndose. Realizamos la entrevista bajo la presencia de Dácil, una niña de unos 5 años aproximadamente que es vecina de Alexander y no dejó de rondar mientras nosotros hacíamos las pertinentes preguntas y yo no paraba de sonarme. Pienso que la alpaca o paca me provoca alergia.

Una vez finalizada la entrevista, una de las más contundentes realizadas por este periódico, nos dirigimos a degustar lo que el joven pastor definió como el motor de Teno Alto: el queso. La venta de Teno Alto, regentada por Cipriana, es todo un clásico del enclave. También se ha convertido, al menos para nosotros, la visita a la terraza La Piñata y su carne de cabra.

Comimos demasiado y bien. Pero emprendimos de nuevo el camino para llegar a la cumbre de Baracán y descubrir los perfiles y los parajes insólitos que solo pueden verse si vas a pie. Una vez más, caminar. Hay muchos sitios en el mundo a los que solo se puede llegar caminando por lo que mucha gente nunca los verá porque no despegan el culo de un asiento.

El camino y las vistas son indescriptibles: Los Carrizales, esos macizos que terminan en acantilados derritiéndose hacia el mar, la diferencia abismal entre el sur y el norte, Los Pedregales, el valle de El Palmar y El Teide. Todo digno de fotografiar… y compartir.

Porque las redes sociales nos persiguen sintiendo la presión de responderle al mundo las cinco preguntas básicas del periodismo: qué, dónde, quién, cómo y por qué. Esta última es la que más cola trae, no siempre tiene respuesta.

Seguimos nuestro camino hasta El Palmar donde hicimos parada técnica en la casa de Pedro Sánchez y volvimos al camino para llegar hasta Buenavista. Mucho animales muertos por la carretera, literalmente escachados por un cruce inoportuno. No somos nada. Casas de ensueño y frutas al alcance de nuestra mano.

Después de casi 12 horas ‘danzando’ por las medianías de Buenavista terminó la aventura de contarles lo que se nos pasa por la cabeza y cómo nos disponemos a trabajar. Se acabó la metatextualidad y volveremos a ser los periodistas de siempre, más aburridos y con menor libertad creativa. Sin la posibilidad de difuminar las fronteras de los géneros periodísticos, algo que tanto me gusta. Con unos kilómetros más en las piernas pero con los mismos sueños que nos esperan cada noche en nuestras almohadas.

Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Más de una década al servicio de la comunicación