La radio es, con diferencia, el soporte de comunicación con el que mayor fugacidad desaparecen las palabras. Apenas un segundo y lo que has dicho ya no estará en el oído de nadie. Por eso, insisten en la necesidad de repetir, una y otra vez, los cargos, los lugares, no valen las siglas y se suelen escapar los detalles de cualquier contexto. Sobre todo en los boletines informativos en los que las voces de los periodistas parecen robotizadas.

Los medios escritos piden ser la condena de cualquier periodista

Sin embargo, los medios escritos pueden ser la condena de cualquier periodista. La palabra queda escrita. Lo que has tecleado la tarde anterior puede leerse durante muchas horas aunque en el papel sea ya caduco por la tarde. No pasa lo mismo con la prensa digital, algo más perenne y castigadora. 

Pero huyendo de clases de redacción periodística, ¿qué tiene más valor? ¿Una palabra escrita en un WhatsApp o una frase pronunciada cara a cara? Creo que todos coincidiremos en que la segunda de las opciones es más de verdad. Es más valiente quien se acerca a ti y comparte una conversación que quien pretende averiguar los motivos de algo a través de una pantalla.

Y es menos lógico y azaroso. Es decir, la apuesta que haces tecleando un WhatsApp tiene muchas posibilidades de no tener respuesta. Mientras que la conversación, como mínimo, tendrá una respuesta no verbal y tendrás más opciones de ganarla.

El valor de las palabras dichas, mirándose a los ojos, está hoy en día muy por debajo de quien te escribe todas las noches para desearte que descanses. Está claro que facilita y pone solución a las distancias. Pero cuando se trata de algo verdaderamente importante, la comunicación cara a cara es más que necesaria. Es síntoma de estar vivo.

La tecnología nos ha hecho vagos, cobardes, insulsos y faltos de recursos

La tecnología nos resuelve muchas cuestiones del día a día. Pero también pienso que nos ha hecho vagos, cobardes, insulsos y faltos de recursos para lo que es realmente importante en nuestra vida.

Compartir tiempo con alguien no puede ser comparable nunca a conversaciones interminables a través de un ordenador o un móvil. Está claro que los tiempos nos han hecho seres de pantallas táctiles pero no olvidemos el valor de las palabras dichas con sinceridad y escuchadas con el cariño de la empatía.

Lo único que podrás tocar en los dispositivos es un cristal templado, mientras que en una conversación a metros de tu interlocutor sentirás el calor de un beso o un abrazo.

Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Más de una década al servicio de la comunicación