Este domingo se cumple un año de una de las medidas más importantes y polémicas llevadas a cabo por la Administración en un espacio natural de Tenerife. El 14 de enero de 2017, el Cabildo comenzaba la regulación del acceso a Punta de Teno.

Limitar la entrada de vehículos privados al rincón más occidental de la isla era una prueba de fuego para el ente insular y lo seguirá siendo hasta las elecciones de 2019, en una política que parece que afectará pronto al Parque Nacional del Teide y a otro enclave de la comarca, el caserío de Masca.

Aquel sábado fue un día histórico en Buenavista. Positivo para unos y malo para otros, pero lo cierto es que el transporte público llegaba por primera vez Teno y ponía coto a la circulación libre de coches, al ir «como y cuando quiera».

En Santa Cruz lo tomaron como una suerte de prueba que se iría corrigiendo según se evaluase su impacto. Según las encuestas realizadas en el entorno en los siguientes meses, la regulación fue mayormente positiva y trajo como principal consecuencia la ampliación del horario durante los meses de verano y el extensión de la medida a los jueves y viernes.

Enero de 2018

Ha transcurrido un año y parece que la corporación insular sigue introduciendo cambios en la gestión del espacio. Cambios en el transporte: la alternancia de guaguas pequeñas o grandes en función de la demanda ha desaparecido y ya solo se utiliza la de mayor tamaño. La principal consecuencia de ello es la desaparición de la parada del Ayuntamiento y la incursión de TITSA en la plaza de los Remedios, el mismísimo centro del pueblo.

También en el plano visual, el Cabildo instalaba a finales de 2017 unos guardarraíles de madera y metal en uno de los márgenes del último tramo de la carretera, evitando que los coches aparque en el arcén y persiguiendo el uso de la guagua. Aún queda por cubrir el otro lado de la vía.

La rehabilitación del refugio de pescadores, ejecutada por el Ayuntamiento de Buenavista, vino  renovar la imagen de La Ballenita, pero la humedad ha hecho acto de presencia y su estado pide una nueva actuación.

365 días después, sin embargo, hay cosas que no han cambiado. El Cabildo aún no ha dotado de servicios el enclave. La alcaldesa Eva García esperaba poder abrir la zona del faro a comienzos de 2018 pero, de momento, las puertas siguen cerradas. Su puesta a punto es una de las principales demandas de los usuarios del lugar. Así lo señalaron en las encuestas a pie de zona y también se evidencia diariamente en el lugar.

Ha pasado un año y parece que la regulación ya forma parte de la vida de Buenavista, aunque son los turistas quienes casi monopolizan el uso de la guagua. Muchos llegan ya informados y con expectativas. Otros, sin embargo, se topan con la barrera y tienen que dejar sus coches de alquiler junto al inicio del camino del Risco, que ya se ha consolidado como aparcamiento improvisado.

«Tenemos que concienciar a la gente para que aparque en el casco», decía en septiembre Eva García a DAUTE DIGITAL. El Cabildo ha presupuestado 434.000 euros para comprar este año un solar cercano a la estación de guaguas y utilizarlo como estacionamiento. Esperan así corregir la situación actual.

Cosas que se añaden, cosas que permanecen igual y cosas que han desaparecido. Ni guías turísticos a bordo de las guaguas ni talleres del Cabildo en la plaza de los Remedios. Fueron elementos implantados para que las cámaras inmortalizaran el comienzo de la regulación pero que ya han quedado en el olvido.

Lo que no deja de sorprender es el entorno. Más allá de las limitaciones al vehículo privado y de la implantación de la guagua, Punta de Teno sigue cautivando al turista y al residente. Llegar allí es descubrir una y otra vez un nuevo mundo, el final —o comienzo, según se mire— de la isla y una de las maravillas naturales más sobresalientes de toda Canarias.

Codirector de DAUTE DIGITAL y redactor en COPE Canarias. Grado en Periodismo por la Universidad de La Laguna y Máster en Innovación en Periodismo por la Universidad Miguel Hernández de Elche.