Sepultura de Garachico. Foto: archivo municipal

La Semana Santa ha dejado en la comarca de Daute numerosas tradiciones de arraigo popular. Algunas, como el encuentro del Domingo de Resurrección en El Tanque o el traslado del Cristo de la Misericordia en Garachico, son difíciles de encontrar en otros rincones de la isla. Pero las más destacadas son, seguramente, las que giran en torno a la Sepultura de Jesucristo el Viernes Santo.

Los cuatro municipios de la Isla Baja han sabido heredar, con mayor o menor precisión, la tradición de enterrar al Señor. Hasta mediados del siglo XX era común que fuesen precedidas por la Procesión del Santo Entierro. No obstante, la irrupción en Tenerife de la Procesión Magna, que resume la Pasión en pasos por orden cronológico, vino a fusionar ambas celebraciones en una zona.

Tanto Garachico como Buenavista, Los Silos y El Tanque poseen celebraciones con idéntico sentido, pero con ritos que se diferencian entre sí por los detalles. Este Viernes Santo, DAUTE DIGITAL los resume horas antes de que se lleven a cabo.

En la actualidad solo en Buenavista y en El Tanque se realiza la ceremonia del Descendimiento. En la parroquia de San Antonio de Padua se hace durante la liturgia de la Pasión. El Crucificado del siglo XVII, atribuido a Alonso de la Raya, es bajado de la cruz gracias a sus brazos articulables y expuesto como un Yacente, para salir luego en la Procesión Magna. Antes, tiene el lugar el besapié, una característica propia de El Tanque, donde casi se sustituye el rito mundial de la adoración de la cruz por este otro, aunque el párroco, Aníbal Hernández, ha intentado en los últimos años introducir también la cruz desnuda.

Descendimiento de El Tanque Bajo. Foto: Parroquias de El Tanque

Cuando la Procesión Magna regresa a San Antonio, el sacerdote y el alcalde tanquero ejercen de maestros de ceremonia en la Sepultura. Introducen la imagen del Yacente en el nuevo sepulcro, realizado en la Península en 2004, para que San Juan y la Virgen de los Dolores acudan a despedirse. Tras ese emotivo instante, párroco y alcalde alzan el cuerpo de Jesús tres veces y, finalmente, llega el momento más impresionante: cae la tapa del sepulcro y la iglesia queda en tinieblas.

Similar es la celebración de Buenavista, aunque en este caso el Descendimiento se realiza justo antes de la Procesión Magna. El Crucificado se convierte en Yacente y, cuando retorna a la parroquia de los Remedios, se le ofrece a la imagen de la Dolorosa antes de incensarlo y quedar oculto en el sepulcro. Ocurre lo mismo que en El Tanque: la tapa cae y, junto al estruendo, las luces del templo se apagan de inmediato.

Garachico ha conservado el oficio de Tinieblas, pero no cuenta con el Descendimiento. En realidad el rito fúnebre comienza el Domingo de Ramos con el traslado del Cristo de la Misericordia al oratorio de la casa de los Ponte. El Viernes Santo las hermandades van a buscarlo y regresa a la parroquia de Santa Ana junto a la Soledad, para salir en la Procesión Magna. Ambas imágenes entran en el convento de Concepción antes de volver a la parroquia. En Santa entran juntas mientras suena la música de la banda y se atenúa la iluminación. Luego, se retira al Señor del trono, se incensa el sepulcro, el párroco y otro sacerdote muestran la imagen tres veces para, tras volver a incensarla, depositarla en el fondo y tirar la tapa. En ese momento, la banda deja de interpretar Recuerdo a los muertos, marcha compuesta en Garachico por Francisco González Ferrer, y la iglesia queda en silencio.

Garachico ha conservado el oficio de Tinieblas, pero no cuenta con el Descendimiento

Pero, si hablábamos antes de la revolución que supuso la introducción de la Procesión Magna en Tenerife y su fusión con el Santo Entierro, hay que hacer una excepción. En Los Silos, cuya Procesión Magna data de los años 90, se distinguieron desde un primer momento ambas celebraciones.

La Magna silense vino a suprimir el recorrido del Cristo de la Misericordia por la tarde, pero mantuvo el Entierro. La diferencia es clara: la Crucifixión y Muerte, por la tarde; la Sepultura, por la noche. Probablemente sea el único lugar de Canarias donde, habiendo una imagen del Yacente, no sale en la Procesión Magna.

La noche del Viernes Santo en Los Silos es tan peculiar que, incluso, está regulada por un Reglamento entrado en vigor en 2015, con el ánimo de respetar la tradición heredada. Es cierto que los mayores recuerdan cómo antaño también se realizaba el oficio de Tinieblas en la parroquia de Nuestra Señora de la Luz, pero en la actualidad se ha perdido. Lo que sí se mantiene es la procesión conformada por San Juan, la Magdalena, el Yacente y la Dolorosa. Al regreso al templo, el Señor difunto queda expuesto en el presbiterio. San Juan y la Magdalena entran en riguroso orden y silencio para arrodillarse ante el Cristo. Con el incienso que porta la Magdalena se perfuma el Yacente. Luego, se destapa la urna y llega el momento más emotivo de toda la Semana Santa: la entrada de la Virgen con los sones del Adiós a la Vida, interpretado por la banda de música. Cuando esta finaliza, los fieles acercan sus medallas y rosarios para bendecirlos ante la imagen del Cristo, dando por concluida la celebración con la procesión del Retiro de la Soledad hasta el Calvario.

Este Viernes Santo, desde las 5 de la tarde y hasta casi las 12 de la noche se sucederán todas estas celebraciones en Daute. Un motivo más para disfrutar de la comarca en Semana Santa.

Codirector de DAUTE DIGITAL y redactor en COPE Canarias. Grado en Periodismo por la Universidad de La Laguna y Máster en Innovación en Periodismo por la Universidad Miguel Hernández de Elche.