Las cinco cosas que no puedes perderte en las Fiestas de la Luz

Los Silos se sumerge ya en sus días más grandes en honor a su patrona

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Acaba agosto. En Los Silos se nota que no están en una fecha más. El transcurso de los días se torna en una cuenta atrás que poco tiene que ver con el final de las vacaciones, sino con el comienzo de las Fiestas. Así es, la villa silense ansía con entusiasmo la llegada de septiembre para honrar a la Virgen de la Luz, la patrona excelsa, que desde hace varios días ya se ha retirado de su camarín en la iglesia parroquial para prepararse para los días grandes. En DAUTE DIGITAL te detallamos los cinco grandes elementos que cualquier persona que se precie disfrutar de los festejos no puede perderse.

1. Los repiques

Marcan tras el pregón el inicio oficial de las Fiestas. Cuando la medianoche anuncia el límite entre el final de agosto y el comienzo de septiembre, las campanas de la iglesia parroquial ejecutan una bella sinfonía de tañidos que los vecinos, congregados en la plaza, aguardan para gritar el primer “Viva la Virgen de la Luz”. A los repiques le acompañan el ruido de los voladores y los tradicionales licores y rosquetes caseros que invitan a brindar por la fiesta.

2. Los turrones de Maribel

Sin ánimo de hacer publicidad, la artesana tacorontera Maribel López se ha convertido en un elemento ineludible de las Fiestas patronales tras venir asistiendo a ellas prácticamente durante toda su vida. Queda terminantemente prohibido pasar por la plaza y no pararse a degustar una sabrosa piña de almendra durante estos días.

3. La Elevación

Con méritos propios se ha ganado el título del “acto más emotivo de las Fiestas”. Cada 6 de septiembre, antevíspera del día grande, la iglesia de Nuestra Señora de la Luz se abarrota de gente para presenciar cómo la imagen de la Virgen, apartada de la mirada de los fieles dese hace un par de semanas, comienza a aparecer poco a poco tras el retablo mayor para ascender hasta su camarín. “La Virgen se está poniendo guapa para las Fiestas”. Esa es la contestación que, año tras año, reciben los niños cuando, al entrar en el templo, preguntan extrañados a sus padres o abuelos por el paradero de la patrona. La noche de la Elevación, cuando los silenses estallan en aplausos y vítores tras volver a ver a su madre en lugar que le corresponde, la duda queda resuelta.

4. La venia

Lo que antaño era la despedida de los romeros a la Virgen en el puente chico al sonido de los “ajijides” hoy se ha transformado en el agradecimiento que la patrona tributa a sus hijos al finalizar la procesión del día grande, cada 8 de septiembre. Cuando la comitiva regresa a la iglesia, los vecinos aguardan en la calle, mientras la Virgen amaga con entrar al templo de espaldas a los fieles. Sin embargo, en el interior, la imagen regresa hacia afuera y, tras sonar el himno nacional, se inclina ante los silenses que, emocionados, le devuelven el cariño con un sonoro aplauso y una atronadora lluvia de voladores.

5. La comida del día de la fiesta

Un 8 de septiembre no puede faltar en la mesa de cualquier silense que se precie un plato de conejo o adobo de cerdo, acompañado con papas arrugadas. Es el almuerzo típico del día grande de la Villa. Tras la procesión, los vecinos regresan a sus casas para degustar una comida que, un día como hoy, sabe a gloria.

¿Te han entrado ganas de que lleguen las Fiestas? No te preocupes, ya no queda nada.

Codirector de DAUTE DIGITAL y redactor en COPE Canarias. Grado en Periodismo por la Universidad de La Laguna y Máster en Innovación en Periodismo por la Universidad Miguel Hernández de Elche.